Restaurante El Mosquito en Vigo
Restaurante El Mosquito
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.0
Comida COMIDA
4.0
Precio medio entorno ENTORNO
4.0
RCP CALIDAD-PRECIO
-
Opiniones de El Mosquito
OPINIONES
1

Congreso en Vigo a principios de la semana pasada. Ganas de agradar por parte de mis queridos colegas de allí y, tras llevarme a la hora de comer a un magnífico asador que espero poder comentar, me invitan a cenar al restaurante comentado en estas líneas que, según tenía oído, era uno de los clásicos de la ciudad. Pues preparado, aunque con no mucha gana -la comida fue abundante-, para él que nos fuimos.

Localización y entorno: En el centro de Vigo, cercano al famosísimo mercado de la piedra (5 minutos).

Nada que destacar del entorno exterior. En cuanto al interior, ya fui avisado de que el restaurante tenía un cierto deje a “casa de comidas”. Y, desde luego, así lo era en la entrada. Un pequeño receptáculo con 4 mesas y con el fondo de la cocina. Afortunadamente, por un pequeño pasillo te adentras en un salón amplio, con capacidad para unas 90 personas, con suelo de gres, paredes de ladrillo y algunos toques de madera. Es agradable y está limpio, pero… como si estuvieras en los 70’, con unas mesas cuadradas recias y unas sillas del mismo estilo. Y las fotos de todos los que han pasado por allí, con 30/40 años menos: julio iglesias, lola herrera, dúo dinámico… y eso por centrarme en las que no están en blanco y negro, que eran unas cuantas.

Peor fue la intendencia que había sobre las mesas -la separación entre ellas es correcta-. Servilletas y manteles de hilo rosa palo pero con un aspecto un tanto avejentado. De hecho, el mantel de nuestra mesa tenía un “escorchón” en pleno centro que da buena idea de lo que vengo diciendo, lo que constituye un gesto inadmisible en un restaurante de un mínimo prestigio. Vajilla muy, muy justa -blancos redondos sin más-, calificativos que pueden trasladarse a la cubertería y a las copas. Muy limitados, es urgente una renovación.

Servicio y servicio del vino: Debo advertir de nuevo, como en mi anterior comentario, que en el restaurante estábamos no más de 10 pax (martes noche), por lo que el servicio, que fue atento, debería re-comprobarse con el restaurante a pleno rendimiento. Fueron muy amables, la dueña -veterana, veterana- se interesó por nosotros y más, lógicamente, por su clienta principal, a la que preguntaron -ojo- que por qué hacía tanto tiempo que no la veían. Aun así, el vino nos lo servimos nosotros. Lo cual es lógico si se tiene en cuenta que las camareras eran dos señoras de la misma “quinta” que la dueña, vestidas ambas, por cierto, de negro y con un delantal blanco bordado. A los 60’ en este aspecto. Gracitas Morales en estado puro, sólo faltaba de sumiller alguien con el físico de José Luis López Vázquez…..señoriiiiito.

En cuanto a la carta de vinos, no la vi. Tenían una vinoteca con capacidad para unas 80 botellas pero tampoco le pude echar el ojo…y mira que iba obsesionado con probar alguno específico (en concreto, el Emilio Rojo), pero, al no pagar, es obvio que lo que saquen -salvo infumabilidad supina- es lo que tienes que aceptar. En mi caso fue un Vilerma, correcto sin más y servido a buena temperatura. Por cierto, ahí se quedó el vino, sin cubitera ni similar que lo pudiera refrescar.

Comida: En la línea de lo anterior, tampoco pedí yo, si bien es cierto que la opción de desplazarme a la conferencia en Vigo la había supeditado a un requisito imprescindible: pegarme una sentada de percebes como Dios manda.

Pues ese fue el primero de los aperitivos, muy buen producto, bien hecho, de gran sabor, con la carne prieta. Excelentes, si bien, con ese producto no hacen falta fantasías en la cocina para que salgas bien satisfecho.

El segundo aperitivo mejillones en vinagreta. Buenos ejemplares sin excederse en tamaño. Bien ligada la vinagreta, pero como lo de antes. Producto sin más, que no es poco, lo sé, pero ….

Y llego el plato fuerte: lo que parece ser la especialidad de la casa, el lenguado, presentándome allí mismo dos piezas de pescado que eran una auténtica maravilla… Y como lo quiere el Señor?- Pues oiga, planchita rica y para Usted de contar-. Es que aquí la especialidad es frito-, asintiendo en ello mis compañeros de mesa. Pues nada, moviendo la cabeza, frito-; con el resultado de una carne en exceso dura, un sabor un tanto aceitoso y la pérdida de un pedazo de pescado que, a buen seguro, cualquiera de nosotros se zamparía en casa bien a gusto.

El pan: tipo bollito. Aceptable.

En cuanto a los postres: Pues directamente al GT.

Sin precio, al ser invitado

Poca cosa más, pues poca tela hay que cortar aquí. Admiro la veteranía, y no es fácil ponerse al frente de un restaurante con los 70 bien cumplidos para dar servicio un martes por la noche. Pero no valen las quejas de que esto va muy mal por culpa de la crisis… ahí falla algo más. O se renueva o mueren. Y como botón de muestra una última reflexión final: me dijeron mis amigos de allí: "hace dos años si no hacías la reserva con dos semanas de tiempo podías olvidarte".

Y no me extraña que ya no sea así.

PD. Saludos desde Venecia. Veremos si esta vez el trato gastronómico es mejor que la última.

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