A veces.

A veces pienso que no es tan difícil. Buen producto, buen servicio, buen ambiente, buena música, dedicación, elaboración y sencillez.

Y eso es La Pepita. En las dos últimas semanas he estado dos veces en Barcelona. Ambas he gastado una noche en este local, a rebosar hasta los lunes. Siempre lleno, decorado con gusto, comenzando por una barra larga con banquetas cómodas y siguiendo por unas cuantas mesas sin mantelería. De tapas. Algunos vinos abiertos, casi todos de la tierra, todos buenos. Carta de botellas corta pero bien seleccionada. Camareros atentos, dispuestos a hablar, a sonreír y a explicar, empezando por Sofía (propietaria y comandante en sala) y siguiendo por todos los demás. Carta basada en tapas y en su reinterpretación de los pepitos de ternera, pero en diversas versiones. Las "pepitas" están buenas, pero las tapas son excepcionales. Dorada marinada con fresas (naranjas cuando no es temporada) y espinacas frescas, delicada. Como su ensaladilla rusa. Buñuelos de berenjena ahumada con miel, perfectos; éxito rotundo. Hummus con remolacha, suave y cremoso. Patatas bravas, perfectas. Y así todo. Las pepitas son más bien tostas con un pan fino sobre lecho de ensalada fresca. He probado la de atún, buena pero sin alardes, y la de salmón, mucho más sabrosa. Mi consejo es pedir tapas sin miedo y emplear alguna pepita como tapa adicional. Ah, los postres. Mel i mató rico. Chocolate con aceite de oliva y confitura de oliva, un hallazgo. No son los primeros en hacerlo, pero sí (para mi gusto) quienes mejor lo han resuelto.

Ah, por Dios, que no se me olvide: las cañas. Qué bien tiran las cañas.

A veces pienso que no es tan difícil. Luego me doy cuenta de que, en realidad, sí lo es.

  1. #1

    Carlos70

    Excelente comentario. Sin florituras, ni negritas, ni cursivas, ni etc.. etc.. A primera vista se agradece que no sea un publi-reportaje de esos que no acaban nunca, en que más del 50% es morralla prescindible. Con este empiezas a leer creyendo que es otro comentario más pero poco a poco te das cuenta que todo está escrito con criterio y sentido, pero sobre todo transmitiendo lo que se ha de transmitir con las palabras justas. Me ha encantado, apuntado queda el local.
    Te copio la última frase: “A veces pienso que no es tan difícil. Luego me doy cuenta de que, en realidad, sí lo es”.

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