Cerrado...

Una lastima porque el sitio tiene lo más importante que debe tener un restaurante comida rica, una lastima ya que todo esta cocinado con amor, una lastima debido a que es lo más cercano que puede estar a la comida casera (a la buena comida casera) pero huir literalmente de el los sabados y domingos al mediodia, el servicio del bar de abjo hace que la comida se convierta en un larga , larguisa agonia, 15 minutos desde que te sientas hasta que te traen la carta, 25´ minutos para pedir porfin , 45´hasta que por fin llega el primer plato, 1h 15´para el segundo, 20´para pedir los postres, otros 25 para que los sirvas, a la hora del café (25´minutos más ), que la paella de verduras estuviera buena pasa a un segundo plano y lo unico que deseas es que se acabe la agonia...solo de noche y solo si no tiene gente en el bar, en otras circunstancias armate de panciencia.

Uno de esos sitios por los que pasas muchas veces, y no llegas a pensar lo que hay dentro, en el centro del pueblo, al pie de la carretera que va a camposagrado. Pequeña barra a la entrada, que "oculta" el bonito restaurante de la buhardilla, pocas mesas, bien vestidas, acogedor. Menu de las jornadas gastronómicas busca setas. Todo rico con tablas de gran resturante aperitivo croquetas de boletus con corarón de foie (de lo que se avecinaba). Huevos a baja temperatura con cremoso tartufo y verdutitas (verduras de la huerta que cultiva la familia), merluza a la plncha con consomé de setas y jamon (soberbio el consomé repleto de sabor). Rabode buey cons níscalos y patatas confitada (carne que se deshacía en la boca). Como colofón Bocaditos de chocolate y setas . todo incluido servicio iva y venia, pan y demás zarandajas por el más que razonable precio de 30€. El vino (Mauro vendimia seleccionada), aportado por uno de los comensales. La carta de vinos sin muchas sorpresas con los sospechosos habituales rioja-ribera y prieto picudo. Unos gin-tonic cerraron una velada de buena comida. Muy muy recomendable.