Comida de trabajo, llamé a un amigo que me aconsejara y me indicó este restaurante.

Es pequeño, unas 10 mesas, mobiliario correcto, mesas bien vestidas, menaje mas que correcto y aunque no vi la carta, disponían de muchos vinos colocados en los estantes además de la vinoteca.

Dispone de menú y carta, con varias opciones para elegir de entrantes, carnes, pescados, arroces y ensaladas. Las raciones son abundantes, con lo cual cuidado al pedir.

El propietario, Zheko Penev (creo que es búlgaro), lleva tantos años por aquí que incluso habla valenciano.

Estos fue lo que tomamos:

Ensaladilla rusa.- Nos la recomendó y valió la pena.

Croquetas de bacalao.- De buen tamaño, crujientes por fuera y melosas por dentro.

Sepia a la plancha.- Aquí hubo división de opiniones. Para mi acompañante estaba excelente, para mi un pelín dura. Servida sobre un mar de buen aceite.

Empanadillas de foie y tomate.- Sólo fueron dos, menos mal, lo copiosas de las raciones hizo que nos costaran de engullir. Masa crujiente e interior cremoso, muy buenas.

Nos sirvieron un cestillo de pan (en cuenta no lo cobraron).

De beber, una generosa copa de tinto, un Ribera creo recordar (2,00 €), dos botellas de agua de 0,5 lt., un café y una infusión.

Muy recomendable, trato, atención, producto y precio.