Muy muy buena impresión

Habíamos oído hablar que este Restaurante había abierto de nuevo en Carcaixent tras cerrar el Hotel San Fernando, y es tan pintoresco y diferente visualmente a lo que hay por ahí que fuimos a probar.

Por fuera, la verdad es que es un encanto, con el jardín, la fuente y molinito. Tiene la ventaja de que tiene un buen parking, y hoy en día se agradece mucho (personalmente odio tener que ir buscando aparcamiento siempre).

Por dentro no parece muy grande en la sala de bajo en la que estuvimos, pero después al ir al servicio (muy limpio por cierto) que estaba arriba vimos que tiene otra sala más grande y pequeño privado muy bonito.

La disposición de la mesa correcto con una figura hecha con la servilleta que nos gustó. Pedimos la carta y no gustó mucho por la grandísima variedad de platos, buena bodega y de agradecer la fotografía de cada uno de los platos. Curioso el apartado de las carnes y pescados donde te muestran el plato cocinado y el pescado o carne sin cocinar. Muy interesante opciones de la carta como Kobe, Angus, mero, all i pebre, y todo ello ofrecido a la brasa y salsas a parte, que apuntan a que se trata de calidad.

Nos explicaron que habían dos menús (era entre semana), y nos decidimos por el menú del día al ver que algunos de los platos que se ofrecían era bacalao al pil pil o chuletas de cordero a la brasa entre otros 5 más. Conclusión: Muy buena la ensalada de primero y exquisito el bacalao al pil pil. Nos sirvieron pan gallego calentito con tomate por cortesía de la casa y a destacar además el agua Lanjarón con una botella de cristal muy bonita. El postre alucinante la torrija caramelizada. Precio: 11,50 €.

Ambiente tranquilo, amables los camareros y tiempo de los servicios correctos.

Repetiremos, por supuesto.