Restaurante Castle Terrace en Edimburgo
Restaurante Castle Terrace
País:
Reino Unido
Localidad:

Añadir tipo de cocina

Vino por copas:
Precio desde:
160,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
160 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
9.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
10.0
Comida COMIDA
10.0
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Opiniones de Castle Terrace
OPINIONES
1

De acuerdo con la mayoría de los comentarios de Internet, el restaurante CASTLE TERRACE de Edinburgh debería ser sin duda alguna el mejor restaurante de Escocia; de camino al mismo paseando por la bellísima capital escocesa las dudas asaltan a cualquiera.

El restaurante se encuentra a los pies del Castillo al final de la empinada Johnston Terrace (que une la entrada al Castillo con la archifamosa Royal Mile) y ya desde fuera te da muy buenas sensaciones, lo vimos de casualidad el día anterior a nuestra reserva camino de un japonés que nos habían recomendado.

La decoración: Perfecta y moderna para un local no muy grande que dividido en tres salas adyacentes (que pueden crear espacios privados) permite prestar servicio sin agobios, las mesas sin estar muy separadas permiten cierta intimidad. Calculo que puede prestar servicio a unos 60-70 comensales, estando el restaurante lleno un sábado por la noche. Posteriormente nos informan que reservar mesa un sábado por la noche requiere de 3 meses de antelación, más o menos el tiempo con el que reservamos.

El servicio: Extraordinario. Desde la llegada hasta la salida la atención fue extraordinaria sin llegar a ser demasiado “british”. Mucha gente joven proveniente de toda Europa hace que el servicio sea muy atento y educado, con detalles repito extraordinarios.

El chef: Dominic Jack es un cocinero originario de Edinburgh y se formó hasta el año 2006 en varios restaurantes laureados de Paris como L’Arpège, Hotel Vernet-restaurant Les Elysées y en Taillevent, posteriormente fue contratado como Jefe de Cocina del Swissôtel de Estambul en donde estuvo hasta el año 2008, año en el que volvió a su ciudad para participar junto con el Chef Tom Kitchin en el restaurante The Kitchin, para abrir en el año 2010 CASTLE TERRACE que un año después recibe su primera (y no ultima) Estrella Michelin.

El servicio de vino: Tomar vino en los restaurantes de Inglaterra es una locura, pues bien, aunque los escoceses no quieran parecerse en nada a sus vecinos, en el tema de los precios del vino les copian de maravillas. La carta de vinos es extensa en cuanto a materia geográfica pero inflada de precio no, lo siguiente.

Como quiera que tratar de probar vinos de Australia y de Sudáfrica, por no decir de Francia de los que desconoces el resultado final a más de 150 euros es una locura, tiramos de casa y a lo fácil: PITTACUM de Valdeorras a 48 Libras la botella. Fantástica elección.

Como entrante nos sirvieron una extraordinaria cerveza lager escocesa, que no recuerdo el nombre (empezaba por C y la etiqueta era gris), en el Menú de Internet no aparece.

La comida: Siguiendo esquemas habituales de la cocina de autor se elaboran productos extraordinarios con constantes reseñas a la tierra escocesas, por supuesto nos decantamos por el menú degustación (“Tasting menú”), que incluye un suplemento para probar un especial de quesos y el maridaje suponía un incremento en 55 Libras. El resultado final de satisfacción absoluta.

Pero vayamos con los “peros” primero:

Uno y único: El idioma. Por muy bien que se nos da lengua de Shakespeare pretender entender la composición de las propuestas y el orden de comida o forma es por supuesto imposible. Por suerte, tras el primer envite preguntamos a uno de los camareros por la composición del tema en cuestión, de tal suerte que en un perfecto castellano de Bari (Italia) a partir de ese momento Leo se encargó de servirnos cada uno de los platos, pude observar como informaba al resto de sus compañeros para que todas las comandas fueran por sus manos. Supongo que al Jefe de Sala no le hizo mucha gracia la confraternización y risas que venían de nuestra mesa, pero nosotros lo agradecimos sobremanera, por suerte fuimos de los últimos en entrar (ultima reserva a las 21:30 horas, en las islas se cena pronto), pero por supuesto los últimos en salir más allá de la media noche sin que en ningún momento se nos dijera nada al respecto.

La comida:

Servicio de pan y mantequilla: muy bueno y variado.

Canapés: Tres interesantes bocados, una muy buena ensalada cesar liquida encerrada en una capa fina, mini hamburguesa de alcaparras y comino, y un tercero que no recuerdo. Bien para empezar.

Aperitivo: Tal vez el plato más flojo de la noche, puré de patata con bola de queso parmesano frita en su interior. El puré bueno pero con escaso sabor a queso.

Propuestas:

“Tartare” de caballa servido al estilo sushi. Creemos que es caballa porque así nos informó Leo, no tenía muy clara la traducción a pesar de ir a la cocina a preguntar varias veces (gracias a este plato se inició nuestra cooperación). La propuesta es la siguiente: una especie de tostada (en forma me refiero) de arroz frito con pescado (digamos caballa) rodeada de 3 bocaditos de (1) gelatina de soja (extraordinaria), (2) una gota verde de algo y (3) una tira enana de filantro, y por encima del pastel de arroz y caballa un helado de wasabi increíble, de lo más extraordinario que he comido nunca, suave y sin prácticamente nada de sabor picante. Un plato muy bueno, mas por los detalles que por el pastel de arroz y caballa en sí, que también.

Vieira gigante sobre arroz “largo” amarillo acompañado de salsa de curry, con uvas y piñas (trocitos) secas. La vieira era producto de calidad y se acompaña también con un pequeño puré con un aro frito (no se de que) muy bueno.

Risoto de arroz orgánico con “forma” de pizza (“forma” por estar sobre salsa del queso y del tomate imitando una pizza), el arroz no me convenció pero el sabor si, le acompañaban con 3 trozos de corazón confitado que estaban muy interesantes y buenos.

El plato de pescado principal era bogavante a la plancha con una salsa roja por encima, acompañado de calamares en tiras. Interesante y preocupante que todavía quedasen más platos en espera.

El asado fue “grouse”, en español urugallo, la textura de la carne la probamos mejor al día siguiente, pero la composición del plato era extraordinaria. El bicho iba acompañado por su propia salsa junto con unas setas (volvariella) y espinacas, rodeado todo ello de una salsa espesa de berros magnifica, que cercaba la salsa. Un poco fuera de lugar un ¿pan? frito con una tira fina de ¿platano? frito. Un plato repito: extraordinario y delicioso.

Desgraciadamente tuvimos que desistir de la selección de quesos…, imposible continuar.

El postre (lo probé por vergüenza) era un sufle de caramelo con helado. Bueno.

Tras el café (no espectacular) no pude resistirme a que trajeran la selección de whiskys, en ese momento entró en escena un chico mexicano que nos trató de encontrar la pieza más interesante para finalizar. Ante la imposible elección por cantidad y variedad de botellas, le pedí algo fuerte, en concreto una botella de las que no llama nada la atención, llamada CAOL LLA del año 2003 (en barrica) embotellado en el 2013, de las que sólo hay 285 (esta era la primera) de 53,7%..., por supuesto probado sin hielos ni agua…, POR ESCOCIA!!!! Magnifica experiencia que supuso un colofón extraordinario a una maravillosa velada. (En la puntuación del servicio del vino incluyo el servicio del whisky).

CASTLE TERRACE: Recomendación absoluta para elegir entre los estrellados de la bellísima ciudad de Edinburgh, un restaurante que merece la pena visitar.

Gracias Leo (suerte en tus futuros restaurantes).

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