Calidad con mezquindad, curioso revuelto

Empezaré diciendo que hemos comido bien. Sí. Pero hemos salido con un mal sabor de boca. Menú: 2 personas; ahumados caseros, bacalao y cocochas al pil pil; Muga crianza; de postre arroz con leche y una especie de tarta de manzana. Un café (por decir algo) y un dedal de whisky de malta. 97 euros.
Empecemos por lo aceptable. Comida más o menos casera de calidad, con una evidente buena mano en la cocina.
Buena atención y servicio rápido, adecuado, sin esperas.
Y se acabó lo bueno. Pero intentaré que mi crítica sea constructiva.
El local (no hablo de la terraza) es problemático en cuanto a tamaño y distribución de las mesas. Algunas con muy mala ubicación. No obstante no es del todo acertado “arrinconar” en una mesa de mala muerte a clientes que llegan a las dos a comer, cuando a las cuatro de la tarde todavía tienes mejores mesas sin ocupar. Poco tacto.
No es aceptable que un señor, sea el dueño o no, por muy amable que sea o no, te “cante” los platos como si de una fonda o pensión se tratase. De entrada creo que debe ponerse la carta en la mesa y llegado el momento se informa de los posibles platos fuera de carta o de las carencias de la misma. Un poquito impresentable.
No es aceptable que si de unos ahumados caseros de salmón y bacalao sólo hay salmón, se informe al cliente de la “abundancia” de los platos y que con el salmón será suficiente, para luego servir 100 gramos escasos de salmón y cobrar la totalidad del plato. Mezquino.
No es aceptable cobrar precios de restaurante de 4 tenedores y tener las mesas tan juntas que el vecino te sople en el cogote, no hablo ya de la discreción obligada en cualquier conversación.
No es aceptable pedir un café SOLO y CORTO y que te sirvan un cuenco de café de puchero sin mediar palabra. Eso sí, al comentarlo trajeron un café solo, me imagino que del bar de al lado.
No es aceptable que para servir un whisky de malta (o cualquier otro licor), aunque se trate de un “dedal” se traigan las escurriduras de una botella. Por Dios, en el peor de los casos abra usted otra botella y una vez empezada añádale las escurriduras que le quedaban de la anterior sin que nadie le vea. Mezquino.

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