A mitad de camino entre Granada y Motril se encuentra este restaurante que es algo más que el típico local de ruta. Nada más entrar ya se percibe algo, ambiente discreto y local moderno, funcional, sala amplia y mesas muy bien vestidas, con buena amplitud. Al ser pleno agosto, todo el mundo está bajando a la costa y comemos totalmente solos.
Nos atiende una amable camarera que nos ofrece la carta, muy completa y detallada, con múltiples opciones, cocina basada en el producto y recetas de la zona. Nos comenta que las especialidades de la casa son las berenjenas y el bacalao y por ahí dirigimos la comanda. Comenzamos con los Rollitos de Berenjenas al gratén estilo “La Cantina” (10,8€), que resultan excepcionales. Cuatro rollitos de berenjena muy finos con un relleno de jamón alpujarreño y puerro, gratinados con un queso muy cremoso. Si les decimos que son las mejores berenjenas que hemos probado nunca no exageramos lo más mínimo, de hecho repetimos con una segunda ración. De los platos de bacalao en carta pedimos uno cada uno, primero el Bacalao encostrado en almendra (15,5€) y después el Bacalao con pasas y piñones (16,8€). Lo cierto es que ambos resultaron muy destacables, perfecto punto y desalado del bacalao y una ración muy hermosa, con una cuidada presentación. El encostrado estaba muy jugoso por dentro y resultaba contundente con su coraza de almendras y el segundo daba un punto muy agradable de dulces y amargos recordando a la cocina mozárabe, muy típica en estos lares.
De postre pedimos dos tartas una de piononos y otra de queso fresco (4€ cada una). La de piononos muy buena, otra forma de consumir el gran dulce de la repostería granadina y la que queso quizá algo fuerte para nuestro gusto. En cualquier caso comimos muy bien, raciones abundantes y cocina fina y bien hecha, con presentaciones esmeradas y buen producto. Muy destacable.
Carta de vinos completa en número de referencias, aunque mal dimensionada para nuestro criterio, con un 80% de tintos sobre el total y mucho Rioja-Ribera pesando sobre éstos, aun así hay vinos de mucha calidad y algunas referencias de gran prestigio, incluso hay un apartado de Grandes Reservas Riojanos de los 80’s. Pero a nosotros, que solemos pedir blancos y espumosos cuando vamos a un restaurante, lo cierto es que la oferta no era muy allá, vimos que tenían el Calvente Guindalera Vendimia Seleccionada 2011 (18,4€) y esa fue nuestra elección. En nuestra opinión, se trata del mejor blanco granadino de la actualidad y de uno de los mejores moscatales secos del país, un vino que nunca falla y con gran calidad. Los precios de la carta no estaban muy inflados, en este caso hablamos de un vino de 10-12 euros en tienda. Buena cristalería y servicio atento y amable, lo cierto es que estando solos nos dedicaron una atención absoluta.
Estamos pues ante un agradable restaurante que se encuentra en plena ruta hacia Motril y que nos parece que apuesta con un grado de calidad y distinción, toda una sorpresa encontrarnos tan buenas preparaciones del bacalao en estas tierras, no es quizá el restaurante que recomendaríamos para ir exclusivamente a visitar pero si se está de paso por la zona nos parece una opción más que destacable.