Restaurante Il Geranio en Trinità d'Agultu (Cerdeña)
Restaurante Il Geranio
País:
Italia
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
51,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
51 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
4.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
3.0
Opiniones de Il Geranio
OPINIONES
1

Estaba cerca de donde nos alojábamos y cuando preguntamos cual era el mejor restaurante de la zona, nos recomendaron este Il Geranio en todos los casos.

Pasamos una mañana y reservamos mesa para esa noche. Es más, reservamos una mesa concreta por sus vistas y privacidad. “Senza problemi, signori!” exclamó un agradable y educado camarero.

El ristorante se encuentra a lo alto de un promontorio a pie de carretera, quedando abajo a la izquierda Isola Rossa y a la derecha Calarossa. Las vistas son magníficas.

Se trata de un local rústico italiano, elegante y cuidado, con todo dispuesto con buen gusto. La parte delantera da a un bonito jardín que le separa de la carretera, y los otros flancos a la ladera, con el mar a sus pies.

La cosa prometía…

El primer tropiezo se produjo nada más llegar, pues “nuestra” mesa… estaba ocupada. ¿? Nos vieron bastante contrariados, se disculparon y nos acomodaron lo mejor que pudieron, en una buena mesa también, menos íntima pero pegaditos al acantilado. Hacía una noche deliciosa.

El ambiente… tampoco es lo que parecía que iba a ser. Extrañamente, dado el nivel y características del restaurante, estaba lleno de familias (prácticamente en su totalidad franceses) con niños pequeños, todos bastante bien educados excepto un par de mesas grandes… que nos dieron la noche, pues pasaban de sus hijos olímpicamente. Todavía no sé cómo no se despeñó alguno.

La carta era bastante variada, todo referencias italianas, con especialidades sardas y marineras.

Pedimos, siempre para compartir:

Malloreddus alla campidanese. La pasta sarda por excelencia. Son un tipo de gnocchis de sémola cocinados con tomate, salchichas y pecorino rallado. No les pillo yo el punto. Demasiado crudos, poco sabor… No me dijeron nada ninguna de las veces que los probé. Aquí, donde menos.

Tartar Mare nostrum del giorno, tonno. Tartar de atún. Vulgarcillo. Ni el atún tenía mucha calidad ni el aderezo era acertado. Le faltaba sabor por todos los costados, además de prestancia en la textura.

Scorfano nero con patate e pomodorini. Habíamos oído hablar maravillas de este pescado, uno de los más -si no el más- apreciados por los sardos. Lo cobran bien: tienes que pedir piezas enteras, a 7€ el hectogramo. Nos mostraron el ejemplar que nos correspondía, de 750 gramos, y la impresión era de frescura absoluta. Esto de los pescados es muy difícil de identificar por los muchos nombres que reciben según la zona y por las variedades y subfamilias, pero me atrevo a decir que es similar a lo que en áreas del norte peninsular denominan “cabra”. Rojo negruzco, feo, con aleta superior rígida y afilada. Tardaron una eternidad, increíble, no sé... ¿media hora desde que acabamos el tartar de atún?. Y encima nos lo sacan pasado de horno, con lo que perdió toda su gracia. El pescado es sabrosísimo, con el gran inconveniente de que está llenito de espinas. Al César lo que es del César: lo limpiaron y presentaron en perfecto estado, sin una espina. Lo desmenuzaron y desespinaron delante de nosotros, con profesionalidad. Peeeeeeeeeeeeeeeero tardó en desespinarlo y tal casi 10 minutos, con lo que… pasado y frío. Una pena, porque hubiera sido un bocado exquisito. Aun así no estaba malo con que imagínense.

Muggine alla griglia. Mújol a la parrilla. En España se consume poco y no está valorado, sin embargo en Cerdeña lo aprecian mucho y lo trabajan bien. También demasiado hecho, pero se dejaba comer. Este plato nos explicaron que no iba por peso, era a 15€ la ración. No, si información sí te la daban bien...

No tomamos postre ni café porque estábamos ya hasta el gorro del restaurante, del follón, de los niños, de los camareros… y teníamos unas ganas locas de salir de ahí y tomar un limoncello en algún otro lugar y disfrutar de la noche, que con ese clima era realmente embriagadora.

Pedimos la cuenta y tardaba la intemerata, por lo que ya me levanté y me fui a buscar la caja. La última sorpresa fue que encontré a tres familias haciendo cola para pagar… Qué cocomangofobia. ¡Quiero salir de aquí!

Yo creo que tienen un grave problema de liderazgo. Porque camareros, y bien uniformados, había. Y bastantes. Y corrían. Y sudaban. Pero sin control, sin orden, por lo que no llegaban a ningún lado. ¡Organización, organización!

Como en alguna otra frustrada experiencia gastronómica en Cerdeña, nos salvó la velada nuestro querido vermentino, un compañero de viaje inmejorable en esta isla. En este caso un Vermentino di Sardegna de nombre Mattariga 2012. ¡Cómo estaba!

En fin, que una lástima. Un restaurante que lo tiene todo para brindarte una velada inolvidable… y ciertamente lo consigue, pero por lo contrario a lo que pretenden.

P.D.: el entorno sería de 8.5, pero como incluyo en él al servicio... penaliza.

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