Novedad cántabra

Hablar de un restaurante santanderino resulta generalmente fácil. Como estamos ante un recién llegado a la plaza, debemos darle un voto de confianza, ya que apunta maneras. La oferta es ciertamente peculiar (no sé si en invierno seguirán esta norma) pero en la terraza el concepto es más de tapas o raciones no complejas (aunque algunas del restaurante, sencillas como una ensalada de tomate cántabro, dentro sí, fuera no). En la terraza cabe la opción de taburete y mesa alta o mesas convencionales, donde puedes pedir un buen vermú, tintos o blancos servidos de botellas magnum de buenas marcas, o una cerveza bien tirada, en vaso o copas, a la que en mi opinión le sobran unos cuantos grados, ya que parece servida al gusto inglés (quizá por la cercanía de la estación de ferrys donde atraca regularmente el barco que sigue trayendo hijos de la Gran Bretaña desde Plymouth). En la terraza hemos tomado unos picantes y muy recomendables mejillones COS, unas albóndigas de bonito muy conseguidas (unos días más que otros, en calibre y melosidad) a 9 € o unas tabas de magano de guadañeta, desde muy saladas a en su punto, pero magníficas de rebozo y punto (10 €). En el restaurante, al que se accede por una barra bien surtida pero que imagino también está sometida a otro criterio de tapas a pedir, sala a la que se le nota faltan remates de terminación, pero en conjunto muy agradable de estar, sí pudimos tomar los tomates, sabrosos y maduros (7 €), los citados mejillones COS (7 €) con una salsa para hacer submarinos sin recato, las albóndigas de bonito (al mismo precio que en terraza, 9 €) y media ración de jamón de bellota, al que se le nota necesita estar más sudado y quizás tener mejor cuna (7 € es un precio muy razonable para que la crítica no sea mala en rcp). Dos cervezas dobles sin (2,40 € c/u), una coca y un agua (3,20 €) completan el apartado analcohólico por esta vez. Y de postre una bola de helado de nata sobre unas fresas maceradas, muy conseguido. (5 €). Hay quesos con buena pinta y otras opciones que habrá que catar en futuras visitas, donde el equipo esté más rodado. Servicio muy eficiente y amable, lo que se echa en falta en otros lugares próximos, que quizás abusan de su éxito y pronto lo lamentarán (a mí, de momento, me parece que hay una cuesta arriba muy grande después de este original COS, que no es más que la segunda sílaba de BAR-COS, así es que en dos días, he comido dos días y cenado otro, dos en terraza y otra en el altillo del restaurante. Yo le doy un voto de confianza muy alto, y cuando pulan algún detalle (cutre resulta no poner una pequeña tapa con la cerveza -al menos en terraza y restaurante-) será otra magnífica estación en la que hacer parada y fonda, en una tierra donde precisamente lo del comer no es una obligación nutricia, sino una devoción excelsa.

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