¡Un sitio con buena comida en Venecia!

La mala fama de los locales en esta ciudad es ya casi proverbial. Con tanta demanda, es imposible (ni siquiera es necesario) mantener la calidad. Paseando en agosto por la ciudad y ya a punto de morir de hambre, mi pareja tuvo la sabia intuición de escoger este lugar, aparentemente poco distinto de otras miles de osterias y trattorias en la ciudad. Decoración pretendidamente original y marinera, mesas juntas, trato muy informal y cercano pero eficiente. Calidad de la cubertería y de la mantelería, no digamos ya de la cristalería, a ignorar. Servicio del vino... bueno, tomamos un tinto de la casa servido demasiado frío para enmascarar su pobre calidad. Pero lo bueno llegó con la comida, como toca.

Sin atrevernos a pedir entrante alguno, fuimos directamente a por platos fuertes. Mi pareja se pidió unos tagliatelle con pesto di pistacchi e capesante que estaban muy bien cocinados, con caldo de pescado bien reposado, tremendamente sabrosos pese a la pobre presentación (aunque el aspecto sí era apetitoso). Yo opté por arriesgar con el plato de cortadas de atún marcadas en plancha y acerté. Buena materia prima, lecho de rúcula fresca y sabrosa (con ese toque picante). Con agua, pan/servicio y la mentada copa de vino, no llegamos a 40 euros, siendo el atún obviamente bastante más caro que la pasta. En definitiva, si uno quiere comer bien mientras hace la visita de rigor a Venecia, es una opción a considerar seriamente.

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