No te fíes de nadie: compruébalo tú.
Hace un par de semanas visité el local sólo. Al entrar impresiona, parece cerrado por los cristales tintados que no permiten ver el interior: es un local amplio con mesas de tapeo, curioso, de aspecto algo elegante, con barra pequeña rodeada de expositores de vino que se vende en el local con buenos precios y gran variedad. Como tienda de vino, ok, aunque no pregunté a nadie sobre ello y no puedo decir si existe alguna persona entendida que te aconseje. En un patio interior atractivo y mas luminoso que la parte de bar que es algo oscura, unas mesas de variada decoración como con mosaicos sin mantel bajo las vajillas y otras con manteles feos para mi gusto pero al menos, vestidas. Otras mesas se encuentran en una especie de soportales laterales y en otro lado hay una especie de zona expositora o de museo dedicado al vino.
En mi primera visita vi la carta sobre la barra vacía, las mesas un camarero que no se dirigió a mí aunque no había nadie mas. Era la 1 del mediodía. Al acercarme a la barra tras el primer vistazo vi (sin ponerse sobre la barra no se ven) que dentro de la misma había expuestas unas tapas de corte "moderno". También hay unos expendedores de vino por copas con muy buena pinta y varios vinos estupendos lo que se agradece, pues copear con vinos caros no es fácil y tenían Artadi, Barón de Chirel, etc..
Tardaron, no en atenderme, sino en dirigirse a mí al menos 10 minutos, era el único cliente en el local en ese momento lo que no vi raro pues pensé que era absolutamente nuevo, cosa que después comprobé que no era así y que llevaba varios meses abierto). Cuando por fin me atendieron noté que el camarero sí que era nuevo, novísimo, vamos, que no era de allí o algo así. Pero me puso un Artadi que le pedí en una copa, que al estar caliente del lavavajillas, enfrió con el enfriador de las cañas de cerveza y me sirvió el vino en la copa mojada de agua por dentro y sin secar, por cierto, en una cantidad de vino parecida a la de los whiskies de USA o UK, o sea mínima. Tomé 3 copas y las tres me las pusieron iguales, si no, me hubiese emborrachado, pero aquí, no. Las tapas que tomé no estaban malas, unas sardinas con pipirrana tenían su gracia, la ensaladilla rusa no, una torta de aceite con hummus o algo así era poco agraciada y una especie de vasito con ajoblanco si estaba bueno. Cada vez que quería una nueva tapa o rellenar la copa tenía que buscar al camarero por el interior del local.... en fin, una mala experiencia. Luego supe que estaba todo el mundo preparando una gran comida para muchos comensales y por eso la atención no era la adecuada. Opiné en el Facebook de una persona muy destacada de nuestra Verema y me dijeron que les encantaba el sitio. Bueno. Volveremos....
Dos semanas después vuelvo con mi mujer. 2 y media de la tarde. De nuevo nos parece cerrado por los cristales tintados, en una calle sin tránsito, peatonal, pero la carta está expuesta en el exterior así que.... para dentro. Una pareja en una mesa de tapeo y nadie más. De entrada no hay ninguna persona que te reciba y decidimos ver el local y los vinos en venta, los que eran para copear, etc... por fin un chico nos atiende y al indicarle que no tenemos reserva nos indica que escojamos la mesa que queramos, por supuesto sin acompañarnos. Por cierto, tambien tuvimos mala suerte con la selección musical, totalmente rockera, como para una comida romántica de unos heavys.
Vuelvo a observar que en la mesa que elegimos y todas las pequeñas tienen copas estupendas, y la vajilla sobre el mosaico de la mesa, sin mantel de ningún tipo. Al menos las servilletas son de tela. Pedimos agua, vino y unos entrantes, luego un plato fuerte de la carta y otro sugerido por el camarero.
Unas croquetas de boletus que estaban realmente buenas. Unas sardinas con pipirrana de nuevo, porque me gustaron la primera vez que fuí, bien. Mollejas de cordero al ajillo en cantidad algo excesiva y muy grandes, poco hechas pero todo esto es opinable. Nos las comimos. Amigos: el tataki de atún de mi señora era un atún tostado, no marcado, por fuera, absolutamente crudo en su interior sin ninguna maceración, como un sashimi pero con un poquito de olor (mal olor). No le gustó ni a ella ni a mí y allí se quedó. Y yo pedí un chivo lechal cuya cantidad era exigua, estaba re-hecho, seco, soso y bastante malo, acompañado de un cus-cus re-re-recalentado, seco y de color curioso. Las presentaciones de los platos no eran atractivas, para que nos vamos a engañar.
Repito que fuimos los únicos clientes sentados y solo había además los dos de las tapas. Entraron en ese rato 2 parejas pero se iban al ver que no se les atendía. La camarera que nos atendió durante la comida nos explicó que la noche anterior aquello había estado "hasta la bandera" y por eso comprendimos automáticamente cómo es que siendo los únicos clientes, el aseo de señoras estaba sucísimo con las papeleras llenas y rebosando. Ella fué amable, al menos aparecía de cuando en cuando y no nos sentíamos tan solos. Como regalo tras el postre nos puso dos copas de lo que quedaba de un Cava Segura Viudas. Supimos que era cava porque nos lo dijo, ya que al no tener ni el más mínimo atisbo de una burbuja, pensamos que era un vino de postre. Por supuesto no nos lo pudimos tomar. No tenía gas ni agitándolo con una cucharilla. No: no que tenía poco gas, es que carecía absolutamente de el, como el agua, pero amarillo.
El concepto, fabuloso. La tienda de vino, muy bien. La inversión morrocotuda, el personal nada profesional y la cocina.... no tuvimos suerte pero ya van 2 veces.
Una mala experiencia. No se si volveré a probar. Volví porque me lo sugirió un entendido. Será que yo no lo soy lo suficiente. Pero no me creáis, comprobadlo vosotros porque esto es la opinión de alguien, nada mas.