Ambiente muy chic. No se hacen reservas (a no ser que seas VIP) por lo que toca esperar en la barra, siempre y cuando pases la prueba del gorila en la puerta (un tío de 2x2 evalúa si eres apto para poner tus reales podaderas en el restaurante). Entrada por la cocina (me imagino que es lo quiere vender como parte del encanto, pero no sé yo).
Buena carta de comidas. Buenos entrantes y ensaladas. Buenas pastas y carnes (hamburguesa muy rica), aunque con poca variedad de pescados como es tradicional en Colombia. Había carta de ostras, pero no nos animamos.
Carta de vinos escueta, con predominio de vinos chilenos y argentinos. Algunos españoles (todos muy pasados de precio -botella de Viña Esmeralda a 30 euros-, como también es tradición en Colombia donde no existe cultura del vino).
Música en directo. Ambiente agradable. Bonita decoración.
El precio por persona es con vino y cócteles.
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