Dejar claro desde el primer momento que no es un restaurante. Creo que el mismo nombre lo deja bien claro.
Situado en los bajos de la inmensa torre Iberdrola de la capital Bizkaina (por cierto, nos acaban de volver a subir la factura), en el entorno de la Plaza de Euskadi, totalmente reformada, se encuentra este moderno local.
Me habían prácticamente "empujado" a visitarlo. Algunas compañeras de trabajo habían pasado por él y su opinión me ha hecho visitarlo casi por imperativo legal.
Es un local muy moderno, de alegres colores, con mesas correctas de tamaño y suficiente espacio entre ellas como para no sentirse agobiado. Manteles y servilletas de papel.
El servicio joven y la verdad es que atento en todo momento.
Una cesta con dos pequeños panes muy ricos, uno tipo txapata y el otro más normal pero crujiente, como recién horneado. Y cosa a valorar, sin coste adicional alguno.
Tiene una carta extensa en hamburguesas, sandwiches y raciones y además disponen de unos platos muy apetecibles a la vista y que luego han resultado también agradables al gusto.
Una carta de vinos correcta para ser el tipo de local que es con vinos a elegir de casi todos los tipos.
En esta ocasión me he decantado por tomarme una cerveza, concretamente una Paulaner Hefe-WeiBbier no soy yo muy cervecero pero el calor aprieta y apetece algo muy fresco. Me gusta la entrada de esta cerveza, fresca, suave, se nota el cereal. Después ya la cosa cambia un poco y el marcado amargor ya no es tan de mi agrado pero no deja de ser mi gusto concreto. Seguramente a los cerveceros les parecerá ideal.
Ante la oferta del local y como había estudiado un tanto la página web, he pedido un plato de Solomillo de cerdo ibérico asado, manzana confitada y ensaladilla presentado en dos platos diferentes. La ensaladilla estaba muy rica, parecía casera, sin sabores marcados y un buen conjunto. Un plato bien conseguido.
El solomillo, cortado en filetes, muy tierno. La salsa rica, he terminado con los dos panecillos untando. Me ha sorprendido gratamente pues en un sitio así parece que no esperas esta calidad.
La carta de postres es tan grande o más que el resto de la carta.
No sabía ni por donde empezar, todo tenía una pinta espectacular.
Casi me había decidido por una tarta de chocolate cuando la camarera me ha dicho que para cenar me recomienda algo más ligero.
Yo comiendo un Yogurt de leche de oveja con compota de manzana y aroma de canela pues no sé como lo harán o dejarán de hacerlo pero la textura tipo griego, buen sabor, buena mezcla con la manzana y además llevaba una especie de estrellitas de galleta crujiente que le daban el pequeño toque dulce que no tenía de por sí.
Un rico cortao en la terraza exterior, la carta de cafés es también muy apetecible pero por hoy es suficiente, ya volveremos otro día a probar ese capuchino que tiene una pinta......
Pues un sitio agradable, teniendo clara su oferta. Para salir del paso cualquier día sin grandes expectativas pero pensando en que puedes salir contento y por un precio bastante comedido.
Lo dicho, no es un restaurante pero mis compis no me perdonarían no haberlo colgado.