Un local ya descrito en una anterior visita. Esta vez con menos calor pero sin ser época de sardinas. Desencanto.
Tres para comer de tapas: una de parrochas muy buenas nada aceitosas y buen punto de plancha dejándolas jugosas.
Dos de chipirones también en buen punto de rebozado y fritura y buena ración.
Una de morcilla matachana con alguna patata frita muy buena.
Una de pimientos rellenos de bonito, 3 pimientos sabrosos y con una salsa que obliga a tomar pan, bastante correcto.

Para beber una de agua grande y una cerveza Voll Damm. Sin postre ni cafés ya que lo tomamos en Pomme Cuite con dos capuchinos, un te y una amplia ración de tarta de zanahoria y canela (8.10€ aparte de lo pagado aquí).

Local con mesitas de terraza en una calle en empinada cuesta con solución de tacos suplementarios en las patas de la mesa, que permiten estar en una agradable calle con vistas hacia el puerto y con una barandilla en la calle donde suele haber mucha gente joven tomando sidras o cervezas, dando buen ambiente, sobre todo al atardecer.

Evidentemente son mesas de madera con manteles de papel individuales, con cubiertos y platos de batalla con servicio de gente que no es que no cumpla trienios de servicio, sino que está de temporal este verano (y no el anterior). El vino va en los mismos vasos que la sidra pues la inestabilidad de la pendiente no hace muy aconsejable copas de cristal de Bohemia. Eramos tres mesas ocupadas.

Tiene un menú a 12€ con dos entrantes (por ejemplo tomate aliñado), dos primeros (por ejemplo lentejas con chorizo)y dos segundos (por ejemplo huevos fritos con jamon) y dos postres, a elegir uno de cada. Una carta de tapas y platos bastante variada. En vinos por copas en tinto solo me ofrecen una opción: Boltoliña crianza 2011 de Rioja que acepté para el final de la comida, y previamente una botella de sidra natural Frutos además de una agua grande. En botellas enteras, habían suficientes para elegir.

Para comer tres personas y todo al centro: sardinas, una docena, de buen tamaño y que se notan que son del norte en cuanto no sólo longitud, sino presencia de carne y grasa; son otra cosa que en el mediterráneo. Una ración de buen pulpo (sin cachelos) bien cocido pero no balndo, bien adobado. Una ración de morcilla Matachana propia de la zona y que sirven desmigada (como si fueras a hacer un revuelto) y con unas pocas patatas fritas; sabrosa con su punto de picante, las patatas fritas eran ya veteranas.

Rematamos con una tabla de quesos entre los que destacaban: A foga el Pitu (regular mal), La Peral (justito), Peñasanta (bien), Cabrales (correcto) y otros menos interesantes. El año pasado estaban bastante mejor.
Acabamos la fuente de pan, bueno, pero ya un poco seco por la humedad y el calor del día. Sin cafés pues nos fuimos a Valor a tomarlo granizado para combatir un día de calor.