Local de tapas y tapas sentado, decorado con muñequitas flamencas y todo envuelto en peinetas gigantes, todo es en forma de peineta, cartas etc.
Camarera muy agradable y atenta, no obstante no sabe la mitad de lo que sirve.
Pude probar 3 cosas:
- Tortilla siglo XXI. Adaptación de la deconstrucción de la tortilla de Ferran, mas cebolla que patata, bueno, bien presentada.
- Rusa en saladilla (o algo parecido..) es decir, ensaladilla rusa, poco creativa la verdad
- Tostada de verduras. Muy acertada, el pan algo duro por estar demasiado tostado. Berenjena, queso, verduritas. Bien

De beber un Regajal 2011.
Postre un Sacher(a su manera) (con mermelada de naranja amarga), rico. Que acompañó muy bien los últimos tragos del Regajal

53€.
Local de tapas en un entorno muy castizo, no es para tirar cohetes pero, a mi me gusto

Esperaba mucho más de este bar/restaurante con el título de “las tapas de Paco Roncero”.

El local es parte del hotel NH Palacio de Tepa y está decorado un poco “cañí moderno”, pero es muy agradable y el personal es atento y cordial. Tienen una terraza agradable.

Nuestra decepción vino a la hora de comer las raciones que habíamos elegido (tal vez nos equivocamos en eso, …..... en la elección), porque tuvimos sensaciones muy dispares respecto de cada una de ellas.

Empecemos por las buenas:

Espárragos en tempura con salsa romescu, estaban francamente muy buenos.

Boquerones fritos con un puntito de limón, buenos y muy bien fritos, pero el puntito de limón no “supimos captarle”.

Ensaladilla rusa, buena pero “sin tirar cohetes”, le faltaba un punto de gracia, de chispa.

Sigamos con la más decepcionante: Tortilla del Siglo XXI.

Que conste que nos advirtieron que no era una tortilla de patata al uso y que se servía en un vaso y se tomaba con cuchara. La pedimos porque queríamos probar esta nueva manera de presentar la tortilla.

La preparación era muy elaborada pero el resultado no mejora el sabor de la preparación tradicional. Me explico, la tortilla de patata debe su sabor, fundamentalmente a la patata, que esté correctamente frita y tratada, y este sabor se realza con el huevo y la cebolla. En este caso, el preparado no sabe nada a patata, sabe demasiado a cebolla caramelizada y le debe a la yema de huevo una textura que evita matar el plato.

Y por último, lo peor: Berenjenas a la miel.

Cortada en tiras, rebozadas y para mojar en salsa de miel. Quiero pensar que fué un error de la cocina, porque no podemos creer que una tapa tan mala esté en una carta de esta categoría. Blandas, se doblaban solas y el rebozo se caía. La salsa de miel sabía, para mi gusto, excesivamente a miel, demasiado dulce.

En definitiva, la relación calidad/precio, con el resultado que acabo de describir, me parece deficiente.