Local situado en los bajos de zona de pisos residenciales, en la zona del Sardinero, relativamente cerca de la segunda playa y con aparcamiento fácil, fuera de lo más alto de la temporada de veraneo.

Hacia unos 4 años que no acudía a este local, en el que ha comido unas seis u ocho veces y que había dejado de acudir, al entender que su nivel iba disminuyendo.

La noche del miércoles, cuatro personas hemos acudido a cenar en plan compartir, sentados en una mesa.

Ambiente de tipo bodega con decoración de ese tipo y estuvimos sentados en una amplia mesa con manteles de cuadros.

Hemos compartido:

Pastel templado de centollo.

Ensalada de escabeche de codorniz con pimientos.

Tartar de atún con aguacate, y

Tortilla de bacalao.

Raciones el centro, en buena cantidad.

En conjunto bien, y como detalles a comentar: el atún estaba cortado en trozos más bien grandes, buena ensalada de codorniz, buena consistencia del pastel y la tortilla jugosa pero algo falta de sabor a bacalao.

De postres nuevamente a compartir:

Cuatro trufas y una tarta de queso con una mermelada de frambuesas al lado. De aprobado a notable estos postres.

En cuanto a la bebida, no vi su carta de vinos, me dio la impresión que no tengan grandes cosas, pues al preguntar por la carta me comentaron de palabra algunos vinos, en concreto solos cuatros blancos. Tomamos un verdejo Blanco Nieva Pie Franco 2011 a 14 euros, con una buena temperatura de servicio con su cubitera y con unas copas adecuadas. Para tener solo cuatro, este dentro de los verdejos, tiene un buen nivel.

Servicio de la sala, agradable y voluntarioso, con cambio de platos de unos a otros tras insinuación.

Con agua, dos cañas y dos vinos blancos más de al principio, la cuenta ascendió al final a un total 106 euros, por tanto a 26 euros por comensal.

Como conclusión, lugar a dar otras oportunidades, en plan comer cosas sencillas en una buena zona.