Un chollito

Hemos visitado hoy este restaurante, animados por su oferta en una conocida web de ofertas. Normalmente desconfío de ofertas como estas, pues da a entender que algo no hacen bien para acabar ahí. Pues no es el caso!! vaya menú! vaya sensibilidad a la hora de cocinar y cuanto oficio; cuantas horas de vuelo entre cazuelas...
Comenzamos el menú, con dos aperitivos: pimientos asados y tomate con espuma de queso. Me gusto el tomate, con sabor nítido y su color rojo-tomate.
Ensalada de gambas y verduras asadas ,pesto y brotes: las gambas justo templadas, tenia un toque crujiente, que lo daba la quínoa. las verduras asadas al punto y lo redondeaba el pesto. Riquísimo.

Habitas con berberechos: pequeñas habas con los berberechos, su jugo translucido y una base de cebolleta: plato de cuchara, con sabor a guiso, pese a que las habas habían pasado por el fuego volando.

Huevo escalfado ,brandada de bacalao, sopa de ajo: Este si era de cuchara, y de pan para rebañar...daban ganas de entrar a la cocina y dar una docena de besos al que lo había hecho, fuera hombre o mujer. Aquí empezamos con el tinto que incluía el menú(cepa divisa), pues los dos anteriores los tomamos con verdejo; no tuvieron ninguna pega en rellenar las copas ,pese a que no nos correspondía.

Kokotxas de bacalao, salteado de cebolleta y tomate concasse: kokotxas plancha y un tomate de morirte; lo coronaba una espuma; quizás la única pega, es que ponían 3 piezas en la ración y con 2 hubiera sido suficiente, dada la largura del menú.

Cordero confitado ,salteado de verduras: este plato, por el solo, ya merecía la visita. Comentaba con mi mujer, que una ración grande con una buena ensalada, seria una pasada, ello solo. El cordero se deshacía, acompañado de las verduras y el famoso puré de patatas de la casa. Unos canónigos suavizaban el plato.

Minestrone de frutos amarillos y sorbete de limón: A modo de digestivo, piña, pera, melocotón...con una infusión de limón y un sorbete de limón y hierbabuena( a eso nos supo, el texto rezaba infusión de frutos rojos y jengibre)

Tarta fina de manzana, crema inglesa y helado de vainilla: Finísima tarta, crujiente y nada pesada; buen punto del helado.

Café y teja para terminar. El servicio amable, no excesivamente locuaz ;el servicio de vino, un poco justo, seguramente por tratarse de precio oferta; las copas no eran gran cosa y la cubertería tampoco. No nos importo, comiendo tan bien como habíamos comido. Que ganas tenia de ver a un Arbelaitz cocinando; La alta cocina bien hecha, quizás sin puesta en escena ni trampantojos, pero amigo ,estos no fallan.
El restaurante es difícil de encontrar y esta en un sitio un poco raro para ir de comida de ocio, sin encanto.