Restaurante Trattoria Da tito en Florencia
Restaurante Trattoria Da tito
País:
Italia
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo
Nota de cata PRECIO MEDIO:
31 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.3
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
6.3
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Entrantes
Carta de vino
Clemente VII, Chianti clasico
Postres
Bistecca alla fiorentina
Opiniones de Trattoria Da tito
OPINIONES
3

En los últimos tiempos, los carnívoros hemos asistido atónitos a una proliferación sin precedentes de ideologías gastronómicas verdes, que se han visto indudablemente favorecidas por el creciente interés social en la alimentación saludable y en todo aquello relacionado con la sostenibilidad y conservación medioambiental. Veganos, crudivoros, vegetarianos, vegetaristas, granívoros, frutarianos, etc, parecen disfrutar sin límites del beneplácito social mientras que el carnívoro clásico se encuentra arrinconado, estigmatizado y casi perseguido por un ejército de integristas dietéticos digitales.

Ante este panorama, más que nunca, los carnívoros debemos reinventarnos y reivindicar nuestro espacio ideológico si no queremos convertirnos en la próxima minoría en riesgo de exclusión social. Necesitamos modernizar nuestro discurso y aportar esa energía roja que nos caracteriza para restaurar de nuevo el equilibrio en la Fuerza. Pero, ¿cómo hacemos eso?

Nuestra tercera jornada de estancia en Florencia tenía como hitos principales la subida de los 463 escalones que llevan hasta la mítica cúpula de Brunelleschi y de otros 414 hasta lo alto del Campanile. Dicen que el arte sirve para alimentar el espíritu pero, hasta que el resto del cuerpo sea capaz de asimilar los nutrientes etéreos, lo más práctico es recurrir a una buena dosis de proteína en forma de bistecca. En los apuntes previos disponíamos de dos opciones recomendadas por el compañero Joaquin1965: Cocco Lezzone y Tratoria da Titto, pero debido a su cercana localización, nos decantamos por la segunda.

Resulta indicado subrayar que este local presenta un ambiente bastante “toscano” y, con toscano no me refiero al gentilicio de la comarca, sino a que se parece más a una taberna tosca que a un restaurante. Sin embargo, un servicio intencionadamente informal y directo -en el buen sentido-, hace que te sientas tan a gusto como cualquier otro de los nativos que lo frecuentan. A diferencia de otros locales típicamente fiorentinos, donde directamente se niegan a servirte determinadas comandas por ideología, aquí no parece molestarles en exceso que quieras degustar un capuccino a mediodía (5000€) o un capuccino con la bistecca (10.000€), siempre y cuando estés dispuesto a compensarles económicamente semejante ultraje. Sin embargo, con la carne no ocurre lo mismo y advierten que no sirven carne ben cotta, motivo por el cual sufrimos una baja en la bistecca, que no tuvo más remedio que pasarse al bando de la pasta.

Tras consultar al personal para que nos guiara un poco, se acordó la siguiente comanda:
1.- Ensalada caprese con berenjenas asadas
2.- Pici con pollo y flor de calabacin

3.- Bistecca para 3 personas (1,650Kg)
4.- Postres y cafes
5.- Vino

Tanto los entrantes como la pasta son correctos, sin grandes alardes, pero cumplen con la función de cubrir decentemente el fondo estomacal hasta la llegada de las proteínas. La carne es otra historia. Obviamente las hemos probado mejores, pero ésta tiene un nivel bastante bueno. No procedía de un buey sagrado al que le hacen masajes capilares a diario, ni tenia cientos de días de maduración, pero estaba tierna, jugosa y con el punto exacto de cocción que debía. No hace falta nada más para disfrutar un buen rato. Sobra decir que en el apartado liquido íbamos totalmente perdidos, por lo que nos encomendamos a la buena fe del simpático servicio, que nos ofreció un Chianti clásico, Clemente VII (un Papa Medici), que gustó bastante, de hecho repetimos en alguna otra ocasión. Los postres no tienen ningún interés especial, más allá de terminar con una sensación dulce. Unos ristrettos cierran el envite. Para aquellos más curiosos, dejo este extracto de la carta de vinos.

Aquí se viene exclusivamente a por las carnes, tanto la bistecca como cualquier otra preparación casera que vimos pasar por delante con una pinta envidiable. Se paga al salir no en la mesa y, no aceptan tarjetas de crédito, solo cash. Tras la barra hay una señora de aire matriarcal que prepara la cuenta mientras va vociferando al personal los detalles de la comanda. Trato de convencerme de que este nivel de “sofisticación” en los medios de cobro, no tiene nada que ver con el cumplimiento de sus obligaciones tributarias. Durante la espera, observo que sobre la barra, hay una multitud de folios grapados que exponen diversas consignas carnívoras dignas del mejor cuarto de baño, cuando una de ellas llama poderosamente mi atención: “Salva una planta, comete un vegano”.

La vida tiene estas cosas. En un instante estas pagando la cuenta y al otro te conviertes en un militante devoto: ¡¡acabo de descubrir que soy eco-carnívoro!! ¿Pero, cómo hemos podido estar tan ciegos? ¿Nadie se ha planteado el inmenso peligro que supone dejar crecer a los veganos sin control? Su capacidad de deforestación es superior a la de una plaga de langostas. Esto ha llegado demasiado lejos, si no les paramos los pies, esos inconscientes son capaces de dejarnos sin oxígeno. Hay que pasar a la acción: ¡eco-carnívoro, tu ecosistema te necesita! Afortunadamente, en los días siguientes pudimos constatar que la reacción ha sido rápida y parece imparable. Restaurantes que ofrecen bistecca de vaca chianina autóctona, ossobucco de animales criados en semilibertad, cinghiale in umido (jabalí salvaje), asadores toscanos adheridos al movimiento del Slow food. Está claro, hemos vuelto y esta vez será para quedarnos. Todo lo que haga falta por salvar una planta.

  • Entrantes

    Entrantes

  • Carta de vino

    Carta de vino

  • Clemente VII, Chianti clasico

    Clemente VII, Chianti clasico

  • Postres

    Postres

  • Bistecca alla fiorentina

    Bistecca alla fiorentina

Cena con reserva prevía ,afortunadamente,ya que estaba lleno y con gente esperando en la puerta;casí todos los comensales italianos.Nos acomodaron en un comedor junto a un grupo de unos 20 jovenes y la verdad es que el ruido se hizo bastante molesto.El local ya descrito en el anterior comentario.Servicio rápido,mesas justas al igual que la cristaleria y mantelería.La carta con platos tradicionales(nuestros "vecinos" negociaron un menú bastante largo,donde vimos pasar cantidades abrumadoras de comida)..Tomamos un pulpo asado con patatas,con un buen punto y calidad.Yo me decante por unos tagliatteles carbonara y mi chica por bacalao..ambos platos bien resueltos.No hubo postre ni cafe.
La carta de vinos es correcta y con precios contenidos (pe Poliziano Nobile de Montepulciano,con pvp en enoteca sobre 20 eur,tarifado a 30).Opte por un blanco toscano recomendado por el camarero,quizas demasiado joven..pero con buenos mimbres.
Agua sin gas y un pan bastante mejorable.Servicio informal,pero simpático.Y efectivamente se paga a la salida.
Mi valoración del entorno,esta condicionada por el comedor donde cene.

Descubriendo esa maravillosa ciudad que es Florencia, uno se ve en la absoluta necesidad de visitar uno de los templos del arte italiano: la galeria della academia, donde se encuentra, entre otras maravillas, el David de Miguel Angel.

Ocurre, sin embargo, que es éste un sitio algo apartado del resto de los encantos florentinos (Via Ricasoli, 60), y, dado que hay que echar un rato para entrar, y otro para ver la galería, siempre conviene tener un sitio cerca para alimentar el cuerpo, una vez alimentado el espíritu (artístico). Y éste es un muy buen sitio para caer en los placeres de la carne, gastronómicamente hablando, obvio.

Se trata de otra de las trattoria recomendadas por un amigo florentino; y se nota, pues la parroquia era claramente lugareña, sin más resto de turista que mi mujer y yo, lo que en ocasiones es de agradecer.

El entorno es agradable. El de la típica trattoria italiana, pero muy bien presentado. Espacio más amplio de lo habitual, buena separación de mesa. Decoración típica y sitio muy limpio. Aproximadamente, unas 30 mesas, con un pequeño adicional en la que había algunas mesas más.

El vajillaje es muy correcto. Buenos cubiertos -lo cual es lógico, pues la especialidad es la carne-, vasos regulares y manteles aceptables. Mesas de buen tamaño y silla cómodas.

El servicio también es bueno y rápido, los camareros amables.. incluso te aconsejan. Cierto que no había mucha gente -unas 15 pax-, pero la cosa fue rápida y sin agobios. Te sacan un pequeño aperitivo, un queso blanco humilde, pero es un detalle, y con un excelente aceite de oliva, se agradeció. Te lo vas comiendo con un pan normalito y de un sólo tipo

La comida: Tienen numerosos antipasti y tambien alguna sopa y pastas. Algunos pescados de los más habituales y, por supuesto, carne, carne y más carne -de todo tipo- y muy buena. A destacar el manzo (novillo), la bistecca (chuletón) y el ossobuco a la fiorentina.

Como era comida, nos decantamos por los platos contundentes: mi mujer se pidió el manzo a la plancha, con pesto y rúcula. Muy buena calidad, pero, a mi juicio, excesivamente pasado. Hay un cartel en una de las paredes donde se dice que las carnes en el restaurante "no se hacen mucho".. pues ésta sí que lo estaba (por lo que quizás conviene que se avise si se prefiere la carne tirando a cruda). 30 segundos menos, 1 minuto, y aquello hubiera estado de escándalo. Como lo estaba mi comanda.

Madre mía, qué ossobuco!!!.. cocinado con tomate y guisantes finos.. qué excelencia, qué sabor, qué salsa.. incomparable, uno de los mejores guisos que he comido. Excepcional (10). No dejé de él ni las virutas.

No hubo postres, pero alguno de los que ví no tenían mal aspecto.

En el lado negativo: el servicio del vino. Fijaos que su carta de vinos no es mala -unas 80 referencias, con alguna destacada y con predominancia de brunellos, rossos y nobiles de montepulciano. Pocos blancos-. Pero el servicio es rayano en lo pésimo.

Tienen las botellas apiladas en cada una de las paredes del restaurante. Queda muy bien desde el punto de vista decorativo, pero es pésimo a la hora de consumir. A temperatura ambiente, con todas las luces, sin la humedad necesaria.. servidos en unos vasos tirando a malos.. buff, buff, buff.

Evidentemente, el vino que pedimos -Rosso di montalcino Campo ai sassi, aceptable- estaba calentito.. pedimos que nos lo enfriaran y a la neverita.. luego mucho mejor. Esto lo tendrían que cuidar mucho más.

Como curiosidad: no te traen la cuenta. Cuando te vas pagas a la salida.

Lo dicho al principio. La visita a la galeria della academia de Florencia es un imprescindible en esta ciudad y, según a qué hora vayas, de ahí se sale con hambre: éste es muy buen sitio -y cercano- para quitársela disfrutando de una buena carne.

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