Restaurante Mesón Erausquyn 1806 en Alegría-Dulantzi
Restaurante Mesón Erausquyn 1806
País:
España
Provincia:
Dirección:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
34 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
6.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Opiniones de Mesón Erausquyn 1806
OPINIONES
2

El cultivo de la patata cuenta con gran arraigo en Álava, territorio en el que las diferentes variedades de este tubérculo alcanzan una gran calidad. Prueba de ello es que este producto cuenta con el sello Eusko Label, galardón que concede el Gobierno Vasco a algunos productos agroalimentarios locales de calidad superior.

La principal comarca patatera del territorio es la Llanada Alavesa, zona en la que también se producen algunos de los mejores quesos de la D.O. Idiazabal. Conocedores del potencial gastronómico que ofrece la comarca, un grupo de hosteleros rurales se lanzaron hace unos años a organizar unas jornadas dedicadas a la cocina basada en los productos locales: la patata, el queso idiazabal, la caza, las setas y el pan. La iniciativa parece que ha contado con éxito y este otoño se están celebrando ya las V Jornadas Gastronómicas de la Llanada Alavesa. En ellas participan 6 restaurantes, 2 de Araya, 2 de Salvatierra-Agurain, uno de Argómaniz y otro de Alegría-Dulantzi, cada uno de los cuales ofrece un menú de 30€ que incluye los productos anteriormente indicados.

Nuestra visita ha sido al de esta última localidad, el mesón Erausquyn, establecimiento que ya conocíamos y del que no teníamos mal recuerdo. Antes de ir a comer, y aprovechando el desplazamiento a la zona, hemos pasado la fría y lluviosa mañana realizado una visita concertada a las iglesias de Alaiza y Gaceo, ubicadas en el entorno de Salvatierra-Agurain, que cuentan con pinturas murales de gran valor de la época medieval. No quiero extenderme mucho, pero es obligado decir que si dichas iglesias se ubicaran en países como Francia, serían declarados sin duda Monumentos Nacionales, pero aquí somos más de fútbol y de centros comerciales.

Tras la visita cultural, hemos tomado un par de txakolis en el casco viejo de Agurain, otro lugar que también merece la pena recorrer con calma. Seguidamente nos hemos dirigido ya a comer, encontrándonos el restaurante prácticamente lleno. Nos han ubicado en el comedor de arriba, que tiene más encanto que el de abajo pero que resulta más fresco. Han solucionado el problema colocándonos una estufa junto a nuestra mesa y ya seguido hemos empezado con el menú.

- CROQUETA LÍQUIDA DE PATATA: ricas croquetas con mejor sabor que presentación. Correctas.
- ENSALADA DE PATO Y RAVIOLI DE BOLETUS: una ensalada en la que lo mejor es el marcado sabor a hongos de los raviolis.
- HUEVO CAMPERO ASADO CON SETAS: deliciosa combinación de dos ingredientes que se llevan de maravilla: el huevo y las setas. Uno de los platos más destacados.
- JABALÍ CON FALSO RISOTO DE PATATA: carne jugosa, perfecta de cocción y con potente sabor, acompañada de patatas que simulan arroz y de una textura similar al de un rissoto. Lo mejor de la comida.
- GOXUA CON ARTZAI-GAZTA, MIEL Y NUECES: una interpretación muy personal del goxua, un postre típicamente alavés. En esta ocasión se presenta en copa, con ingredientes en forma fluida y con el queso idiazabal como elemento principal. Resultón.

El menú incluía también el vino (Herrigoia 2013), un excelente maceración carbónica de la joven e interesante bodega Compañón-Arrieta, ubicada en Lanciego, en Rioja Alavesa. Una pena que las copas no fuesen las mejores, pero el vino se bebía muy bien. Acabamos la comida con un par de cafés solos y con una sensación de mediana satisfacción.

Sábado complicado en Vitoria para salir a cenar (el "Glorioso" ha ascendido de categoría y mucha gente sale a cenar para celebrarlo). Tras llamar a las primeras opciones y ver que estaban llenas, me acuerdo de este restaurante, que está situado en un pueblo cercano a la capital (unos 20 km) y del que siempre he oído hablar medianamente bien. En principio prefería que nos quedáramos en Vitoria por el tema de los controles de alcoholemia, pero como la chica de la pareja con la que vamos a ir a cenar no bebe, pues no hay problema para el regreso.

El mesón Erausquyn empezó a funcionar como casa de comidas hace más de doscientos años, si bien los usos que se le dieron posteriormente fueron cambiando. En la actualidad lo regenta una familia, cuyo cocinero, Juan Gil Ruiz, de sólida formación, realiza una cocina que se englobaría en la filosofía conocida como Slow-Food. Prueba de ello es que trabaja con proveedores que le ofrecen fundamentalmente productos locales. Es pues un local con cocina de temporada y, digamos, de terruño. En invierno organizan, junto con otros restaurante de pueblos de la zona, unas jornadas gastronómicas basadas en productos de la Llanada Alavesa (patata, setas, caza y queso Idiazabal), comarca en la que se ubica este restaurante. En las últimas me quedé con las ganas, pero en las próximas intentaremos no fallar.

El negocio consta de un bar y de dos salas, que abren en función de la demanda. Nos ubicaron en la de abajo, que es la que usan a diario. Con paredes pintadas de tonos ocres, la estancia trasmite calidez (hacía falta, pues fuera llovía y la temperatura no pasaba de 10ºC), si bien le vendría bien una iluminación más potente. Las mesas están bien separadas, pero las sillas no resultan demasiado cómodas al ser de madera. Nos atendío con mucha amabilidad y ganas de agradar la madre de la familia, que estuvo todo el tiempo pendiente de que estubiéramos a gusto. Pedimos el menú degustación, que cambian continuamente, y que por 35€ (impuestos incluidos) consta de 5 platos, postre, vino de rioja joven, pan y café. En nuestro caso solicitamos la carta de vinos para cambiar el vino que ofrecían con el menú, pero ésta no existe, así que nos dicen de memoria la escasa oferta de la que disponen. No vemos nada interesante, decantándonos al final por un Bauza blanco 2012 y un Bauza tinto crianza de 2009, que nos recomiendan y que resultaron simplemente correctos. No nos cobran el primero, al ir ya un vino incluido en el menú, y por el segundo pagamos 12€. Las copas iniciales son malas, pero con el tinto nos bajan del comedor de arriba otras que superan con creces el aprobado.

El menú constitió en los siguientes platos:
- Terrina de foie casero con mermelada de pera y polvo de frutos secos: muy buen foie y muy buenos los acompañamientos.
- Verduras de temporada: verduras con el punto exacto de cocción sobre un fondo vegetal. Muy bueno.
- Migas de pastor con crema de patata y huevo a baja temperatura: fue el plato que más gustó, si bien la textura del huevo no estaba muy bien lograda.
- Merluza sobre fondo de pisto: excelente punto de elaboración del pescado, que se presentaba acompañado de un rico pisto que le daba algo de potencia al conjunto.
- Pluma de cerdo con ravioli de boletus: aunque no estaba mal, no terminó de convencernos, pues la carne estaba quizás demasiado hecha.
- Fresas en vinagre con helado de aceite: riquísima combinación de sabores. Remate fresco y ligero para un menú muy aceptable en líneas generales.

En resumen, un sitio para comer muy aceptablemente y a buen precio, si bien con mucho potencial de mejora en algunas cosas.

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