Fin de fiesta estelar

En el anterior comentario les aconsejaba a Ustedes -si así lo estiman conveniente- ubicarse en un hotel del Barrio de Santo Croce cercano a la Estación. Si así lo hacen, y después de que, con buena lógica, vayan a visitar los sitios más populares -Piazza S. Marcos, Iglesia S. Marcas, Palazzo Dogale, puente de los suspiros, puente de la academia, Rialto, la fenice ...-, seguramente se preguntarán aquello de ¿y ahora qué?. Pues déjenme que se lo explique en un rápido brevete que les encaminará, directos, al que, en mi modesta opinión, es uno de los restaurante estrella de la Serenísima.

Sitúense en la Estación (Ferrovia) -al que podrán acceder a través del Puente de Calatrava (al que, según mis noticias, aún andan buscando en Venecia)- y en esa acera se adentrarán en la calle Terrá Lista di Spagna, la cual nos dará paso a una larga avenida en la que se puede visitar el ghetto judío o enlazar con la magnífica Strada Nuova. El paseo es agradabílisimo, se ve la vida veneciana en toda su plenitud (bares, restaurantes, bonitas iglesias visitables, comercios y tiendas a tutiplén, vendedores de fruta, heladerías...) y, oigan, con pocos puentes que subir y bajar, lo cual no es lo de menos.

Y tras un bonito y tranquilo paseo de aproximadamente 1 hora/1,30 -en función de que se paren más o menos- llegarán al Campo dei Santi Apostoli, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre y un par de baretos interesantes en donde les aconsejo, como paso previo a la comanda, tomarse un vino, cerveza o, si les entra la vena veneciana, un spritz o un bellini. Y, si quieren, un pequeña tapa veneciana (ciccheti). De ahí, al restaurante, escasos diez minutos.

Y entremos en faena, la cual se me presenta hoy mucho mas breve, porque el restaurante en cuestión ya ha sido comentado por mi en dos ocasiones -aunque he estado más-, lo cual me evita hacer más alusiones a un entorno que se resume en una sola palabra: extraordinario. Porque es un restaurante, de corte moderno, que no puede ser más elegante.

Servicio del vino: Como siempre, impecable. Excelente coperío. Quizá he notado, esta última vez, un menor stocks de vinos a elegir y un ligero aumento de precio. Aun así, la oferta es destacable y están muy bien cubiertos. Si a ello le unes un trato excelente al cliente y un servicio de muy buen nivel, poco más se puede añadir. Nuevamente se optó, en esta ocasión, por un blanco chardonnay del Alto Adige que acompaño perfectamente la comida.

Y vayamos con la comida:

Les diré que tenía pensado ir a cenar, pero cambié la opción siguiendo un sabio consejo de mi mujer “Vamos al mediodía, que para cenar siempre comemos menos”. La frase es, sin duda, acertada, y pone bien de relieve que aquí se disfruta. Por ello, cambiamos la opción de inmediato, enviando un mail que fue contestado por el dueño y chef del restaurante (Giulio Antonello) en escasos 5 minutos, sin poner ni un problema para ello.

Sentados ya en la mesa, y una vez saboreados los excelentes grissinis para acompañar un buen entrante de una bola de queso con mermelada de tomate, procedimos con la degustación de los siguientes platos:

1) En mi caso, de primero, un carpaccio de gambas con melón, acompañado de una cigala servida aparte en un cuenco bañado en mojito con esencia de ron. Fan-tás-tico. Qué platazo para los que gustan del marisco en crudo. Presentado en un precioso plato trasparente de vidrio, en un lado el carpaccio, de sabor sublime, y en un pequeño recipiente la cigala descabezada con la cola sumergida en el granizado de mojito en el que la cigala -prácticamente cruda- se iba empapando del sabor a ron. Sublime (10).

2) En el caso de mi mujer, un doppio de tartare de atun (atún en dos texturas), presentado sobre un plato de pizarra. Una parte del mismo -más crudo- acompañado con el consabido wasabi y -curioso- una salsa de miel; y la otra parte, de presencia un tanto menos cruda, acompañada de una salsa ligera de puerro. Buenos ambos, si bien, a mi entender, el tartare debía haber sido presentado un tanto más picado (8).

3) En cuanto a mi segundo, Pasta rellena de queso envejecido, setas crudas y salsa de perejil. 5 trozos de pasta de aspecto similar a los raviolis, perfectamente cocidos y con una maravilloso contraposición de sabores entre el queso y la salsa. Las setas, “haciéndose” a su vez, aprovechando el calor del plato. Muy rico (9).

4) Para mi mujer, unos raviolis con crema de sepia y tomate, al perfume de rosmarino y chocolate. Otro cañón, perfecto en su cocción, en su ejecución y en la conjunción de sabores. Buenísimo (9,5)

Evidentemente, de aquí no nos íbamos sin postre. Pero suelen tener el detalle, antes de proceder a la toma de nota del mismo, de ofrecerte un pequeño sorbete -servido en vaso de chupito- de un muy buen sorbete de limón a la menta, cortante y acídulo (como debe ser), pero, a su vez, de una textura cremosa que te hace olvidar lo anterior.

Y llego el postre, volviendo, como es obvio, al que ya tenía pensado desde la primera vez que lo probé aquí: el tiramisú. Les diré una cosa, no me satisface demasiado este postre, pues a veces aprecio un exceso de sabor a café que me provoca hacia el mismo una cierta reticencia.

Pero esto es otra cosa, perfecto en todos sus ingredientes, suave, cremoso, con un excelente mascarpone .... Y esa presentación en deconstrucción asimilando una montaña o volcán. Bufff ... otro 10.

Acompañan a los magníficos grissinis, unos panes correctos y variados.

Con un café adicional y un GT por mi parte, la cosa salió por 60 euros/pax.

¿Qué más decirles del lugar? Pues sólo una cosa, con la que cierro ya mis comentarios Venecianos, los cuales dudo que pueda retomar ya en mucho tiempo-: que si ponen los pies en Venecia durante varios días, ésta es una visita obligada. Pero si sólo paran un día, ésta es, sin más, la opción. No lo duden ni un momento.

  1. #1

    oscar4435

    pues si parece la bomba y bien explicado , todo.

  2. #2

    Joseangel

    Muy buena crónica, de esas que hacen que a uno le entran unas ganas tremendas de escaparse unos días para poder experimentar lo que en ella cuentas. Han pasado ya 10 años desde que visitamos esa maravillosa ciudad y quizás ya ha llegado el momento de plantearse el volver, además ahora tendría una información de la que entonces carecía. Un abrazo.

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