Donde cenar debería ser obligado

Aprovechando una nueva visita a Venecia -esta vez acompañado por la Jefa-, procedo a repetir la tournée restaurantera por aquellos establecimientos de dicha ciudad en los que he disfrutado. Y, cómo no, la primera cena (aunque no el primer restaurante) no podía ser en otro que éste. Y fue cena porque, si bien seguramente se disfrute igual, en lo gastronómico, a la hora de la comida, también lo es que seguro que no es exactamente lo mismo.

No describo con detalle ni situación ni entorno por haberlo hecho ya en mi anterior comentario. Basta recordar que nos encontramos en un sitio con un ambiente insuperable. Moderno, relajante, cómodo, elegante. Sus comodísimas sillas, su estupenda decoración (las lámparas, los retratos en la pared), la moderna cubertería -excepción hecha de las palas de pescado-, las combinaciones de colores, las maderas, los manteles blancos, la limpieza. Con una iluminación intimista, una música suave. En definitivo, todo. Un master class de cómo montar un atmósfera excepcional.

En cuanto al servicio del vino, no puede pedirse más. Muy profesional. Copas perfectas. El vino elegido no estaba aún a temperatura adecuado, por lo que se dispuso la oportuna cubitera -de diseño-, estando el camarero pendiente todo el rato de la temperatura y de rellenar las correspondiente copas. Por otra parte, y dado el que vino no estaba a su temperatura ideal, se nos sirvió, por cuenta de la casa, un spumante a perfecta temperatura.

La carta de vinos es amplísima, si bien, en esta ocasión, observé un incremento de precios en los mismos respecto de la anterior ocasión; se ve que el sitio tiene éxito. En concreto, el vino elegido fue, de nuevo, el alois lageder (gewu), que si en la anterior ocasión tenía un precio de 26 euros, ahora ya andaba por los 35, lo cual, a mi juicio, resulta exagerado y hace perder al restaurante un escalón en la RCP. La razón de la repetición era clara: en la primera comida los vinos elegidos no fueron del agrado de la Jefa y acudir a su uva preferida siempre es un recurso seguro.

En cuanto a la comida, la misma vino precedida de un aperitivo de la casa, consistente en un queso fresco sobre una base de crema de calabaza y patatas fritas especiadas cortadas en finas láminas. Presentado en una pequeño vaso tipo chupito con dos cucharillas de plástico. Muy rico y de buena textura.

El primer plato (para compartir), consistió en un carpaccio de ternera con canónigos. Perfectamente fileteado y abundante, siendo la ración más que suficiente para una persona. Muy buen sabor y magnífica calidad de la carne. Acompañado de un muy agradable especiado y con un excelente AOVE.

En cuanto a los segundos. Para mi mujer, un atún rojo con verduras (patata, pimientos y calabacín). Presentado, en un enorme plato blanco, en capas y simulando la forma de una pirámide. Ración abundante. Magnífica cocción, vuelta y vuelta. Excelente sabor. Y para mi una cola de rape con base de tomate y verduras, de menor contundencia y sabor que el anterior, pero igualmente bueno. Presentado en trozos de tamaño algo inferior a una nuez, el pescado se deshacía en la boca.

En cuanto a los panes: 4 bollitos de 2 clases diferentes y riquísimos. Acompañados asimismo de los correspondientes grissinis caseros, presentado todos ellos en un plato blanco alargado muy elegante.

Postres no hubo -había sido suficiente- pero no puedo dejar de recomendar el tiramisú que me tomé en mi visita anterior -probadlo, que no arrepentiréis-. No obstante, tuvieron el detalle de sacarnos -sin cobrarlo- dos mini vasos (de nuevo el chupito) de helado de limón con hierbabuena, muy bueno y cremoso.

Todo lo anterior se remató con el GT de turno (sólo uno) -7 euros-, para dejar una cuenta final de 116 euros, que, salvado el tema vino, constituye, a mi entender, una RCP más que correcta.

Finalizada la cena, el paseíto de turno hasta el hotel, esperando la siguiente oportunidad de acudir a este magnífico lugar. Y una cosa más, para quienes seáis comodones, tenéis una parada de vaporetto en la misma puerta del restaurante. Pero, ojo, pilladlo en la buena dirección ;-)

  1. #1

    G-M.

    Como te gusta veneziear... jaja

    Oye, qué tal te pusieron el GT?

  2. #2

    Joaquin1965

    en respuesta a G-M.
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    Bien, pero los he tomado mejores ;-)

  3. #3

    G-M.

    en respuesta a Joaquin1965
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    Sí, por eso jeje

    En mi corta experiencia en tierras italianas aprecié que ponían muy bien mojitos, caipirinhas y tal, excelentes los cafés con hielo y regular tirando a mal los GTs

  4. #4

    Alberto.Freire

    Cuando dices lo de la dirección del vaporetto, ¿es porque tú lo cogiste al revés? ;-)

  5. #5

    Joaquin1965

    en respuesta a Alberto.Freire
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    ja,ja,ja.. lo sabía!! que alguno de vosotros le sacaríais la chispa. No, no. Lo cogí bien. Pero como tengas el hotel por S. Marcos y lo cojas en la otra dirección agarrate, por que te dan las uvas hasta que llegues.

    Era un consejo por si sale "achispado", que el sitio cumple todos los requisitos para ello. Y no, tampoco salí achispado, ja ja ;-)

  6. #6

    Joaquin1965

    en respuesta a G-M.
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    Sí, la copa balón, las tónicas específicas y los aditivos aromatizadores habituales de los GT no no abundan. Tengo localizado uno cerca de otro restaurante de Venecia que ya comenté, y que volveré a subir mañana -voy a uno por día- y que ahí si que son más que aceptales.

  7. #7

    Alberto.Freire

    en respuesta a Joaquin1965
    Ver mensaje de Joaquin1965

    Estaba claro ... y efectivamente, la siguiente pregunta era relativa al "achispamiento" ;-)
    Una buena cena.
    Saludos!!

  8. #8

    JaviValencia

    Anda que no alegra la cena un buen pan, verdad? ;-)

    Joaquin, enhorabuena por ese periplo veneciano!!!

  9. #9

    Joaquin1965

    en respuesta a JaviValencia
    Ver mensaje de JaviValencia

    Y ya no te cuento un buen vino!! ;-)

    Je, je.. Mañana sigo contando.

    Un abrazo

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