Finde de zascandilear por los nuevos barrios del norte de Madrid, en este caso las Tablas. Cena parejil a cuatro bandas de corte informal y optamos por el Kobe, que en principio nos solía dar aceptables resultados a precios coherentes. Parece ser que en esta ocasión no tuvimos tanta suerte, paso a comentar la velada:

Local: un gran local de corte recio, espacioso aunque íntimo y con una decoración "oriental chic" -que no de chino de barrio al uso-. Predominio de maderas oscuras y una decente separación entre mesas; excesivo ruido en la sala.

Comida: picoteo al centro para compartir las 2 parejas que íbamos esa noche, con lo que optamos por 5 propuestas de las sugeridas en la amplííísiiima carta (que como viene siendo habitual en este tipo de sitios inluye opciones japo, thai y chinas):

- Aperitivo: en la mesa esperan unos finos chips especiados de indefinida composición (¿pasta de arroz? ¿pan de gambas?) y cinco tarritos con salsas variadas para acompañarlos (soja, chile, limón, mango y vinagre). Rico y divertido.

- Dim-Sum mixto: 5 piezas de estas ricas empanadillas de composición variada cocinadas al vapor. Resultonas y bien ejecutadas aunque algo escaso el relleno, se acompañan de las salsas del aperitivo. Bien sin más. Un 6.

- Futo Maki: makis de gran tamaño rellenos de atún con queso crema y salsa de anguila (8 cortes). El arroz algo emplastado y el atún con un sabor un poco demasiado fuerte. Sushi de batalla. Un 5.

- Sake Uramaki: hermosos uramakis de salmón con pepino y aguacate (8 cortes). Ricos y con buena cantidad de un salmón bien jugoso y sápido. Se mantiene el problema del arroz. Un 7.

- Crunchy soft Shell crab Maki Roll: enormes piezas de uramaki rellenos con cangrejo frito y rebozados de sésamo (8 cortes). Agradable el cangrejo rebozado en boca aunque de nuevo excesivamente plastosos por el punto del arroz. Un 6.

- Langostinos con salsa de curry thai: generosa ración de langostinos de gran tamaño, cocinados a un excelente punto y bañados en una salsa de curry thai (mango y piña cocinados largamente con un aderezo de curry moderadamente picante, triturado todo y espolvoreado de cilantro). Diversidad de opiniones (excesivo dulzor de la propuesta para algunos), a mi personalmente me encantaron. Un 7.

Acompañamos toda la cena con un Marques de Riscal Blanco (a 13 euros la botella) cuyo servicio consistió en depositarla en la mesa con una cubitera, y una botella de agua.

No tomamos postre y nos tiramos directamente a los licores; yo me quedé con ganas de un PX, pero mi camarera "no entender que ser" - lo pongo entrecomillado porque fueron sus palabras textuales-. Lástima. Tomamos 2 rones, un GT y un Bayleys. El total ascendió a 115 euros, lo que a mi entender constituye una buena RCP.

Lo mejor: raciones generosas de una cocina que, aunque tendente a la batalla y sin demasiados aspavientos, resulta rica y convincente, con una gran variedad de propuestas. RCP buena (tanto en la comida como en la bebida) y rapidez del servicio.

Lo peor: que el arroz esté mal cocinado en un restaurante que cuenta con el Sushi entre sus (por otra parte) múltiples especialidades; pedir un PX y que la única respuesta por parte del servicio sea "no entender", sin esforzarse por dar ninguna opción al cliente para satisfacer su petición.

En definitiva, un buen sitio para cenar a un precio moderado sin excesivos quebraderos de cabeza disfrutando de una comida consistente y aceptable.