Ambarino claro, reflejos anaranjados.
Aromas intensos, con un excelente equilibrio entre las notas florales, yodadas y marinas, con toques de algas y turbas, aderezados por miel de brezo. Se nota una leve traza del roble, así como los recuerdos oleosos y especiados. Los casi 57 grados tienen una integración perfecta, lo cual nos muestra la calidad del destilado.
En boca es poderoso y punzante, de paso muy medido y final amplio, con poder, mostrando toda su garra, dejando un ligero toque ardiente y un placentero final salino y especiado, con un mínimo deje del roble y los sempiternos recuerdos marinos.
Siempre que bebemos algún viejo malta de Port Ellen estamos bebiendo historia, ya que es una destilería desaparecida y de la que tan solo quedan botellas de embotelladores independientes como este. Nos gustó más el 82 de Gordon & Mc Phail, pero este muestra igualmente mucho carácter. Muy bueno.
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