Nuestro buen amigo José Luis nos ha regalado este whisky japonés, un single grain de la afamada destilería Suntory. Un detallazo la verdad. Leemos que el diseño de su etiqueta presenta una caligrafía negra que expresa las cualidades distintivas del whisky japonés en una etiqueta blanca de papel washi que representa el sabor ligero. Pero vamos a lo nuestro. Tuvimos la botella en el refrigerador un ratito hasta que alcanzó los 11°C para su valoración. Servimos en vaso corto (con unas gotitas de agua en su fase gustativa).
VISUAL: Bonito color amarillo dorado, limpio y brillante con presencia de abundante lágrima, fina y transparente (88).
OLFATIVA: Las primeras fragancias que asoman son claramente herbáceas, medio mentoladas, a estragón y hierbabuena. Después asoman toques cítricos de ralladura de corteza de naranja, especiados de cardamomo y nuez moscada, apuntes dulzones de miel de azahar, notas de frutos secos (avellanas crudas), de caramelo toffee, así como unos elegantes recuerdos de coco. De fondo podemos apreciar los aromas ajerezados fruto de su crianza. Excepcional en nariz, de gran complejidad y de alta intensidad, con los prescriptores perfectamente definidos e identificables (94).
GUSTATIVA: En boca nos encontramos un whisky muy opulento, de gran amplitud. Ligeramente cremoso en su paso por boca mostrando notas frutosas (albaricoque y fresas) y desprendiendo aromas retronasales de hinojo y lavanda. En el post-gusto se aprecia su extraordinaria elegancia, con un toquecito dulzón de miel de romero y lácteo también, como a natillas. Final frutoso, con notas de que nos recuerdan a los caramelos de limón y de piña, para terminar con una sutil presencia de la madera, del roble y con ese riquísimo puntito ajerezado. Persistencia larga, de tres minutos y 20 segundos. Sensacional este "single grain" japonés, demostrando cómo se hace un whisky de tremenda complejidad, de gran equilibrio y sobre todo, ELEGANTE con mayúsculas (94). Sin duda una forma diferente de hacer whisky en Japón, diferenciándose de los escoceses, fieles a su estilo que ofrece un producto final mucho más delicado. Para gustos los colores. A mi... me encantan los dos... ):
La RCP no la puntúo por ser un regalo.
MARIDAJE: La botella la abrimos en un restaurante amigo que amablemente nos permitió servirnos unas copitas acompañando un surtido de helados caseros. Ya en casa, acompañó una sobremesa con un café expreso, un poco de chocolate Pacari de higo y un heladito de Oreos y otro día fue después de cenar, con un Pacari de chile picante y su agüita con gas al lado. Un whisky excepcional pues su complejidad resulta apabullante. Nos encantó el maridaje con el chocolate de ají pues las notas de cacao y picantosas armonizaron maravillosamente con el puntito dulzón, frutoso y especiado de nuestro whiskito. Rico, rico. Muchas gracias José Luis!!
Salud-os!!