Hola Jerónimo con mucho gusto te respondo a tus preguntas, da gusto ver que todavía queda gente por aquí educada e imparcial que se preocupa un poco por averiguar la verdad de lo que ocurrió allí realmente actuando de manera justa y objetiva. Pues verás, cuando llegó la camarera y le dije lo que había pasado con el "dichoso" bombón (vaya tela el juego que ha dado una anécdota tan insignificante) pues no habíamos sido advertidos de no pincharlo con el tenedor se limitó a esbozar una ligera sonrisa y un breve "ya, es verdad, se me olvidó decirlo" pero en ningún momento se me ofreció la posibilidad de traerme otro para que lo pudiera probar con lo cual me quedé con un plato menos de un menú ya de por si escaso en cantidades. Y en cuanto al pan, parece ser que éste no entraba en el menú (me sigue sorprendiendo que un elemento tan elemental y necesario se ofrezca como un extra en la mayor parte de restaurantes pero bueno así es) y por tanto el maître nos preguntó que si queríamos pan o no, por lo que intuí rápidamente que éste se cobraría aparte como así fue, dos euros por una cestita de pan (bueno venia en una especie de saco pequeño) en el que habrían 7-8 rebanadas de pan, muy bueno por cierto (de lo mejor de la cena) y que fue un acierto pedir pues fue lo que más nos alimentó de aquella opípara cena.
Sé a ciencia cierta que tanto la dueña del restaurante como su jefe de sala van a tardar poco en desmentir mis palabras y ofrecer su propia versión de los hechos, al parecer están más pendientes de lo que se dice en internet que de atender al restaurante, pero te aseguro que lo que te acabo de contar, al igual que todo lo que escribí en mi crítica inicial es el relato verdadero de lo que allí aconteció el pasado sábado en que tuve la "genial" ocurrencia de visitar dicho restaurante y a que mala hora elegí aquel sitio. Un abrazo.