Sinceramente, no creo que sea ego, más bien ganas de hacer proselitismo y como profesores que somos, ganas de enseñar. Porque por otro lado, en una jornada cultural, con las clases terminadas, lo que haces, aparte de los talleres es complicarte un poco la vida. Además, había unos cuantos compañeros que estaban de meros espectadores, comentando y a veces haciendo un poco de ruido. Lo bueno, como dije es que se les ha despertado el gusanillo y que habrá nuevas comidas y catas pero sólo, con la gente interesada.
Un abrazo y ¡felices vacaciones!