Discrepa, discrepa, pero al final, todo eso es psicológico. Un sabor no es mejor que otro, ni una textura, ni aroma...
Cuando fuimos a muchos les dio aprensión, pero su sabor y textura, con ese hueso central que se come, la sangre, el vino... Comenté que era algo atávico, comerte un puñetero parásito, un vampiro del mar.