Pues sí, tuve la "suerte" de acompañar a Gabriel en esta aventura. Y como es un lugar que me gusta y he frecuentado, puedo decir que lo ocurrido no tiene nada que ver con lo habitual. La crítica es amable en algunos platos, y generosa con las croquetas, que siempre me habían encantado.
Creo que tengo que volver, no por masoquismo, si no por confirmarme que solo fue un día flojo.