Obviamente la ficha está mal ya que un aceite alterado para incorporar estos matices de roble no puede ser virgen y mucho menos virgen extra. Por lo demás destacar el atractivo packaging con su caja de cartón y las 2 botellas de color azul turquesa. El nombre tampoco es el correcto y aunque es cierto que está infusionado su nombre es "Aceite Arbequino al humo de roble". De atractivo colo amarillo verdoso en la nariz las notas ahumadas, que recuerdan al salmón ahumado noruego dominan sobre un frutado verde bastante intenso, en el que destaca la corteza de almendra verde y la manzana Granny Smith sobre un fondo más vegetal. En boca el ataque es atractivo, apenas hay picantes, el dulzor es muy ligero y también lo son los amargos, si bien es la sensación que destaca de nuevo con los aromas ahumados que vienen del retronasal. Un aceite con carácter que debe de usarse con mesura en aquellos platos a los que queramos incorporar ese carácter ahumado o potenciar el propio, cuando lo tengan.
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