Han transcurrido casi 2 años desde que colgué la primera cata. El vino sigue manteniendo el tipo. El corcho en perfecto estado e impregnado de vino por el lado que está en contacto con el mismo.
A la vista se manifiesta de color rojo picota de capa alta. Buena y densa lágrima que en su perezoso camino por la copa la tinta levemente. Limpio, brillante y sin sedimentos en el fondo de la botella.
En nariz abundantes frutas negras y rojas del bosque en sazón. Notas balsámicas, minerales, leves ahumados de su estancia en contacto con la elegante madera que la ha estado educando durante varios meses.
En boca se ha hecho más elegante, más aterciopelado. Es un vino con cuerpo y a la vez fino, carnoso, equilibrado, redondo, mineral, con volumen, taninos domados, todavía con una elegante acidez que te invita a beber y que le dará más vida, que pena que se encuentre muy raramente en el mercado. Madera muy bién integrada y en un segundo plano respecto a la fruta. Muy elegante, sedoso y aterciopelado paso de fruta. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,30 minutos.

De color picota con destellos amarronados, nariz con ese toque tan Toro de fruta muy madura, casi cocida, aromas minerales de cantos rodados, balsamicos de matorral, chocolate negro y toques terrosos. En boca es voluptuoso, los 14,5 grados se suavizan por unos taninos sedosos y una buena acidez, con ese paso licor oso tan característico y una cierta longitud. Rico

A la vista se presenta con un color picota, ribetes y destellos de color violáceo y algún rubí y una capa alta y una buena lágrima.

En la nariz con una media intensidad, la fruta está presente, de tipo negra con sensación de muy madura, mineralidad de la madera tostados y cacaos.

En el paso por la boca se porta con cuerpo, buena acidez, sensación de elegancia, con los componentes muy bien integrados.

Botella con etiqueta de tono oscuro y con los 70 en un disco de protagonista y en la contraetiqueta un historia familiar.

Decir Fariña en Toro es decir mucho. Han elaborado este vino con cepas de más de 50 años y envejecido en barricas nuevas de roble francés y americano durante 12 meses. Vino con fruta junto a madera fina y que en boca es elegante. Pocos dan tanto por su precio.

Un muy buen vino que irá a más.

Vino encerrado en botella bordelesa estilizada, vestido con una elegante etiqueta de colores negros y dorados.
A la vista se manifiesta rojo picota de capa alta, algunos tonos violetas, buena lágrima que se desliza con lentitud por la copa. Menisco rubí y algo violáceo.
En nariz notables frutas del bosque en sazón, notas balsámicas, madera muy bién integrada, mineralidad de tiza, algo de cacaos, chocolate negro, pimienta negra, algo de ahumados.
En boca muy elegante, carnoso, redondo, aterciopelado, los taninos domados, elegante acidez que te invita a beber, frutal, balsámico. Gran y muy elegante paso de boca. Es muy largo. Me dá una permanencia de 3,30 minutos

Rojo picota de capa alta y ribete violaceo. Lágrima coloreada y fina.
Nariz de frutos rojos y alguno negro en confitura seguido de tonos especiados y tostados medios bien integrados, cacao, coco y leves ahumados. Fondo de matorral en flor.
En boca, buen aporte de fruta madura y jugosa en equilibrio con su paso por barrica, toques de tabaco y tierra, floral y grata dulcedumbre. Paso de boca sedoso y limpio, de taninos ligeros y acidez fresca. Final de boca redondo de postgusto medio.