Aspecto visual: vino blanco con bonito vestido dorado de baja intensidad, con ribete alimonado.

Aromas de nariz: nos muestra una nariz franca, muy bien armada, de gran sutilidad y compleja. En este tipo de vino, son para disfrutar largamente, de comidas en el que el tiempo no sea un problema, todo lo contrario una ventaja, como hoy de picoteo al centro. El vino se va abiendo poco a poco, como una flor, mostrando su belleza, apreciamos recuerdos a ciertas mantequillas, pero estas no son ahumadas, igualmente a galletas de tipo maría, incluso alguna napolitana. ES una nariz, que no cansa, invita a escudriñar en ella, empieza a mostrar fruta de carnes blancas como manzana amarilla y pera de agua. Incluso el vino paraece que se vuelva a los recuerdos de obrador, con toques a bizcocho con ralladura de naranja. La nariz no da tregua, quizás por su juventud, pero nos deleita con flores amarillas de monte, incluso esta parece que da paso a recuerdos de piedrecitas pequeñas de monte, puede que de origen calizo, estas son blancas.

Aromas de boca: se muestra muy sutil y delicado a la vez que complejo, en linea a los aromas de nariz. Como es de esperar se muestra con una acidez portentosa, pero esta en linea y de acorde con los demás aspectos del vino. Se muestra joven alegre, vino de facil entrada, muy agradecido, además de amoldarse correctamente a los diferentes platos. Los aromas que nos inunda en boca, sobre todo es a esa fruta blanca, con cierto caracter citrico, entiendo que en este vino esta en un segundo plano. Los aromas minerales, son un importante factos, pero para mi estar por evolucionar y ganar en complejidad.

En definitiva, un vino que enamora, al igual que la Borgoña. En el hay delicadeza y complejidad. Hay muchas cosas, pero nada sobresale, además de mucha profundidad.

Dorado limpio y brillante.
Nariz no muy intensa pero de carácter encantadoramente mineral, con toques de frutas blancas de hueso, piel de cítricos, ahumados, balsámicos, herbáceos y especiados, además de un cierto fondo de lácteos y bollería. Pero lo que destaca es, como comentamos, su tremenda y marcada alma mineral.
En boca es un vino limpio y directo, de portentosa acidez, muy al estilo del productor. Joven todavía, con una ligera presencia de la madera pero siempre equilibrado y elegante, mostrando la gran categoría de la materia con la que trabaja este productor. Final largo, con presencia, dejando notas frutales, cítricas y minerales. Buena persistencia. Para guardar.
La Maltroie es un viñedo de 11 has con un cierto componente argílico, mostrándose mineral y profundo, un vino con un importante margen de mejora en botella en el que destaca su fantástico equilibrio de registros. Como todos los vinos de Niellon requiere paciencia, aire, tranquilidad…pero sabe recompensar. Muy bueno.