Probamos en febrero de este año la añada 2018 y ahora vamos con la 2019 que acabamos de encontrar en nuestro supermercado de confianza. Sacamos la botella de la nevera y servimos a 11°C para su valoración. Tapón de silicona.

VISUAL: Presenta un color amarillo alimonado con reflejos verdosos, bastante limpio y cristalino. Su lágrima es gruesa, lenta y transparente (86).

OLFATIVA: Eminentemente frutal desprendiendo aromas de piña y plátano con presencia de cítricos (ralladura de limón). Después encontramos un toque floral de jazmín y frescos recuerdos herbáceos de césped recién cortado. De intensidad media (87).

GUSTATIVA: Tiene un buen ataque con una alta acidez mostrándose opulento y amplio. Paso por boca secante y con aromas retronasales herbáceos. Post-gusto cítrico (pomelo) con apuntes de fruta tropical (tamarindo) con un final seco y elegante. Su persistencia es de 50 seg. Un vinito muy fresco y con personalidad (87). No obstante, unos mesecitos más de botella seguro lo redondean un poco más, al menos así sucedió con el 2018.

La RCP sigue siendo excelente pues cuesta unos 5 euros al cambio.

MARIDAJE: Nos lo tomamos como aperitivo (junto con un tinto) acompañando unos platitos con tostas de torraeta de anchoas de Santurce, embutidos y jamón ibérico. Al día siguiente nos lo terminamos con un lomo de albacora en salsa de taxo y maracuyá caramelizados. Muy agradable fresquito y como aperitivo, pero con el pescado y esa salsita dulzona de frutas tropicales fue un espectáculo. Qué rico!

Salud-os!!