Seguramente, la mejor añada que he catado hasta ahora. Una Nieta, redonda, equilibrada, potente y expresiva. Boca sedosa, tanicidad madura y pulida. Un vino prodigioso.

Hacía mucho tiempo que no me tomaba un La Nieta. La primera vez que lo probé, creo que fue en 2008 y aluciné, después fui a por Amancio y El Bosque, que es el que quizá me parece el más completo de los tres. En todo caso, la sorpresa ha sido mayúscula, me he encontrado con un vinazo de tomo y lomo. Un Rioja de matices modernos (color, extracción y algo de madera nueva), que también nos puede recordar a elaboraciones mucho más clásicas. Llamadme loco, pero compartí la botella con otra persona que entiende bastante de vinos y a ambos nos recordó a un 890 por su redondez y complejidad y por su regusto dulce. Posee un carácter fluido, es largo y tiene prestancia, estoy seguro de que envejecerá notablemente, al menos, durante una década más.

Se presenta el vino encerrado en una botella borgoñona que está vestida con una sencilla y elegante etiqueta. Muy bueno el corcho que la cierra  y en el que se significa la marca y la añada.

     A la vista un color negro amoratado de capa muy alta. Limpio y brillante. Muy buena, abundante, gruesa y lenta lágrima en su discurrir por el cáliz de la copa al que tinta. Ribete granatoso y amoratado.

     En nariz muy buenas y abundantes frutas negras y rojas sazonándose. Muy buena y elegante madera de su crianza que se está integrando. Selectas notas balsámicas.

     En boca es muy elegante, sedoso, intenso, carnoso, equilibrado, aterciopelado, con mucho volumen. Te llena muy satisfactóriamente el paladar. Con la madera en segundo plano. Manda la fruta. Y de qué manera. Notas de mineralidad. Con los taninos domándose y con una elegante acidez que invita a beber y que le va a dar años de vida. Elegante, frutal e intenso paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia en boca de 3,30 minutos sensacionales.