Lo primero decir que como varietales he copiado las del Olarra gran reserva del 73 y como crianza los datos del Olarra reserva del 70, datos extraidos de "nuestra" enciclopedia de los viejunos vinosclasicos.blogspot.com. Si existe algun error por favor me lo indicáis. Y dicho esto, seguimos con los vinos de estas Navidades. En esta ocasión abrimos esta magnum en la comida del día 25 aunque debo decir que también cayó un Barón de Chirel reserva de 1994. Descorchamos tres horas antes de la cata. Tapón en perfecto estado, tintado tan solo en un 50% y muy compacto. Decantamos ya que al abrir detectamos aromas rancios intensos. Servimos a 18°C.

VISUAL: Nos muestra su color rojo picota de capa media-alta, brillante y cristalino con un precioso ribete de mediana amplitud en tonos rubí ligeramente atejados (94).

OLFATIVA: Como comentamos recién abierto estaba muy cerrado con olores desagradables excesivamente rancios que no acéticos. Al decantarlo y tras la espera de tres horas nos encontramos con un vinazo, un 73 de manual. Parece mentira como ha evolucionado. A copa parada es frutoso, acompotado pero también mostrando notas otoñales, hojarasca húmeda, flor marchita y trufa. En movimiento se destapa con toda una retaila aromática, especiados de comino y cardamomo, vainilla, canela, montebajo (tomillo), castañas asadas y como no los aportes terciarios, crin de caballo, duelas envinadas, cuero curtido, tabaco de pipa, café tostado y un elegante final amaderado en donde el roble hace acto de presencia. Brutal en complejidad y con una intensidad media-alta (92).

GUSTATIVA: Nos lo llevamos a la boca y nos encontramos con un vino poderoso. Enorme punch, con alta acidez y taninos persistentes. Muy amplio, carnoso y opulento, con mucho cuerpo. Podría confundirse con un 70 perfectamente. Diría que en este formato podría evolucionar 10 años más sin pestañear. Retronasal que nos recuerda a la fruta escarchada y a las uvas pasas, también con apuntes cafetosos. Post-gusto un tanto amargo con un puntito mineral a mina de lápiz y de una persistencia muy larga, casi cuatro minutos. No flaquea en ningún momento mostrándose recio y con una estructura pétrea, un gigante con toda una vida por delante. El tamaño de la botella seguro que también ha ayudado... (93).

La RCP la considero excelente pues conseguimos esta magnum por 34 euros, casi un regalo.

MARIDAJE: Fue el primer vino de la comida de Navidad así que compartió mesa con unos embutidos de mi primo Xavi (catalana, butifarra amb ceps y butifarra negra) para empezar y con el plato estrella, la escudella catalana. Con ese carácter que tiene el chiquillo pudo con todo, con los intensos sabores de los embutidos (sanguíneos y cárnicos) y con la untuosidad y la sobriedad de una escudella de esas que pruebas sólo una vez al año. Maridaje excelente, armonioso y controlado, con el vino manteniendo el tipo en todo momento. Otro vinazo que nos ha enamorado y que nos engancha a este rarito mundo de los viejunos. Uhmmmm !!!

Salud-os!!