Peña La Verema

Cata de vinos antiguos. Tres Riojas y un Penedès de los 70 y 80.

Hay que romper moldes de vez cuando y a veces esto supone volver a los inicios. 

Romper moldes fue que llegaran los miembros de la peña y las copas ya estuvieran servidas, como siempre, cata doble ciega de cuatro vinos. Y claro, a más de uno le extrañó encontrar vinos tintos en sus copas, siendo yo el organizador de la cata… Luego vinieron las susceptibilidades, que no podía ser lo que parecía… Aquellos colores tan pálidos, aquellas capas tan bajas, esos perfiles de… Borgoña, Rioja, incluso alguno habló de generosos… Y es que a un servidor le cuesta beber vino tinto en una ciudad tan calurosa como en la que vive, con una cocina fresca como es la mediterránea. Pero bueno, aquí no estamos para hablar de mi libro, así que una vez superado el estupor de no ver burbujas ni blancos en las copas, la cata se desarrolló de forma habitual. 

Esta vez me cayó en mis manos una colección de vinos antiguos a la que no pude rechazar, por estado conservación, precio y ganas que tenía ya de meterme en harinas de este costal. Tres vinos de Rioja y un Penedès vejetes, no muy antiguos, que ya sé que por estos lares beben vinos de antes de la Primera Guerra Mundial, pero esta me pareció una buena muestra de lo que se puede encontrar en estos vinos clásicos bien cuidados. 

Los vinos seleccionaron para la cata fueron: Campo Viejo Gran Reserva 1975, Gran Coronas 1979, el infiltrado entre los riojanos, Viña Alcorta Reserva 1982 y un Viña Ardanza Reserva 1987. Con ese gazapo del Penedès que a más de uno despistó tanto que llegó a decir que era un amontillado. 

Aunque ya lo hemos explicado algunas veces, en la Peña La Verema realizamos las catas doble ciega de la siguiente manera. Presentamos los vinos sin contar nada y se van catando. Cuando se han catado los vinos se puede preguntar a los invitados sobre la procedencia del vino, las variedades, adivinar el hilo conductor... Normalmente presentamos los vinos 1, 2, 3 y 4, se catan y posteriormente se leen las fichas técnicas de los vinos tapados en el orden que sea: vino A, B, C y D. Cada uno de los miembros de la peña debe emparejar los vinos y saber cuál corresponde con cuál. Es un juego divertido que acaba picando a la gente, que cada vez agudiza más sus sentidos. Es bueno que se puntúen los vinos porque luego se puede debatir sobre varias cuestiones como relación calidad precio, se rompen mitos de vinos que habríamos calificado con notas más altas o más bajas si fuera a botella vista...

Cata vinos antigos rioja penedes

Resultado de la cata de vinos antiguos 

  1. Calificación: 8,73 puntos

Viña Alcorta Reserva 198270% tempranillo, 25% garnacha, 5% graciano y mazuelo. Este vino bien podríamos meterle Gran Reserva en su nombre, pues en esta época la única diferencia entre un Reserva y un Gran Reserva era el tiempo de guarda en botella, por lo que, obviamente, este sería un Gran Reserva, más que guardado en botella, ya que este vino se embotelló en 1992. Cuando la gente empezó a emparejar los vinos miraban muchos el color para lograr identificar añada, pero a veces estas reglas fallan, sobre todo en vinos tan viejos donde la carga de color se va perdiendo a ritmos tan distintos. El factor clave para averiguar cuál era fue el siguiente: 1982 es una añada mítica en la Rioja y 1987 es una gran añada. Con esto más de uno se fue de cabeza a por el vino que presentaba un perfil más equilibrado, más vivo, con una excelente acidez que mantenía todo el conjunto. 

  1. Calificación: 8,52 puntos

Viña Ardanza Reserva 1987Tempranillo, garnacha, mazuelo y graciano. De nuevo un Reserva marcado en la etiqueta que bien podríamos decir que era un Gran Reserva, algo que de todos modos no me quita el sueño. Y por aquí, otro vino que más de uno acertó por la referencia a esa gran añada que fue la 87 en Rioja. Un vino que compartía con el Viña Ardanza estructura, buenas hechuras, algo menos de equilibrio que el 82 pero muy vivo todavía, tanto en boca como en nariz. Ahora mismo está en un momento formidable, por lo que yo no lo guardaría mucho más. 

Y qué gustazo estos dos primeros clasificados tan redondos y con 12,5º de alcohol... Así también bebía yo vino tinto todos los días. 

  1. Calificación: 8,36 puntos

Campo Viejo Gran Reserva 197580% tempranillo, 20% garnacha, mazuelo y graciano. De nuevo repetimos la graduación de 12,5 y en este caso sí se observaba una capa ligeramente más baja, unas sensaciones tanto en nariz como en boca menos redondas, pero sin restarle mérito. Es un vino que se encuentra vivo, un vino que se cosechó hace 39 años, que no es cualquier cosa, y sigue bastante vivo. Aún así, este ya despistó a más de uno que no encontraba el Penedès, aunque para otros era muy evidente cuál era el Macguffin hitchcockiano de la cata. 

  1. Calificación: 8,08 puntos

Gran Coronas Reserva 197985% cabernet sauvignon y 15 % tempranillo. Cambiamos de zona, añadimos cabernet sauvignon como variedad predominante, lo situamos en una añada entre los riojanos y aún así, no fue tan evidente para todos. Desde luego para mí, que todo hay que decirlo, sí conocía el orden, era muy evidente el cambio de estilo. Este vino presentaba hasta un punto acoñacado, lo que hizo a más de una pensar que me había ido hacia otra de mis zonas fetiche, Jerez. La gran diferencia sobre todo estaba en que a este vino se le notaba cansado, por lo que no creo que aguante mucho más en botella. Tampoco creo que sea la vocación de este vino el ser un vino de tan larga guarda, por lo que de sobra había cumplido su cometidos. Tengo otra botella en mi poder (es mi añada y me resulta curioso probar vinos de este año) y la beberemos dentro de poco. Aún así es muy interesante catar estos vinos antiguos del Penedès porque te muestran otro perfil de vinos viejos. 

Cata peña la verema vinos antiguosDescorchar y servir vinos antiguos

Un tema importante con estos vinos es el descorche, que es momento de máxima tensión y en el que te juegas la presentación de los vinos, incluso el resultado de la cata. Los vinos reposaron en el restaurante dos días antes en posición vertical para que se depositara cualquier sedimento que pudiera aparecer y se descorcharon tan sólo media hora antes de realizar la cata. El primer vino que traté de abrir con el abridor de láminas me salió rana: corcho hundido a la primera, sin apenas tocarlo... Así que cogí el de palanca de dos tiempos y me dediqué a sacarlos con sumo cuidado. Salvo uno que se partió, y pude rescatar de nuevo sin que cayera en el vino, el resto de corchos salieron más o menos bien. No obstante, el primero tuve que meterlo en un decantador, previo filtrado que separó el corcho pero me revolvió el poso. 

Como éramos trece catadores, que son muchos para repartir una sola botella, más la pérdida de vino que queda en el fondo mezclada con los posos, servimos los vinos antes de que llegara todo el mundo, con lo que conseguimos que todas las copas tuvieran una cantidad correcta de vino, a la par que los oxigenamos ligeramente.

Al final organizar una cata de estas es un tema laborioso, si se hace bien, así que lo mejor es escoger un restaurante que proporcione un servicio adecuado, un cariño y respeto por el vino y que además puedas despreocuparte del tema gastronómico. Y es que tan importante es la cata de vinos como la posterior cena, que es donde se debate sobre la cata en sí y sobre el mundo del vino, además de otros intereses comunes. 

En este caso me decanté por uno de los mejores restaurantes que puedes encontrar ahora mismo en Valencia, Q de Barella, que nos ofreció un servicio perfecto en todo momento y una cocina con raíces, con concesiones a la cocina de autor pero con el respeto máximo por el producto y la intervención escasa en la materia prima de calidad. 

  1. #1

    Disfraz

    Cuando se trata de vinos añejos, soy partidario de un método llamado " Audouzage " en Francia : François Audouze recomienda abrir las botellas con cuatro o cinco horas de antelación. Destapar botellas antiguas es una ardua tarea, porque el corcho empapado en vino o se rompe o se pega al cuello de la botella y se desmorona : desconfío del abridor de láminas y prefiero utilizar primero un sacacorchos normal, para extraer la parte superior del tapón, y luego el sacacorchos de aire comprimido " Corky ". A veces, lo ideal sería usar un sistema de pinzas calientes, pero esto está fuera de mi alcance. De todas formas, es complicadísimo.

    Un cordial saludo / Alain

  2. #2

    Dani C.

    en respuesta a Disfraz
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    Tuve suerte amigo Alain y no se me rompieron. La verdad es que tengo bastante maña y suelo ser yo quien abre estas botellas antiguas cuando nos juntamos.

    El tema está en que esas 4 horas de antelación me hubiera dejado el vino demasiado abierto. Piensa que luego los servimos en las copas, donde la oxigenación acelera el proceso. Uno de ellos hasta lo metí en decantador, por el tema del corcho hundido, así que la oxigenación estaba asegurada. Y luego viene la cata con el jueguecito comentado, así que el vino a lo tonto se tira casi una hora y media servido en copa, tiempo que me parece más que correcto para apreciarlo, además de darte mucho juego para ver cómo va evolucionando y abriéndose, que es todo un espectáculo.

    Saludos
    Dani

  3. #3

    Imperial Vs72

    Esto de los viejunos da para mucho y a algunos nos engancha irremisiblemente hasta convertirse en perdición !

    En cuanto a abrir con antelación, jarrear, decantar... Pues cada maestrillo tiene su librillo. Personalmente, si es una cata larga, con bastantes vinos y comiendo tranquilamente, me gusta abrirlos casi al momento para ver su evolución, me gusta ver las reducciones de inicio y ver como abre el vino.
    Si no se dispone de mucho tiempo y por tanto no hay más que un vino o dos, si que los suelo abrir un par de horas antes.

    Saludos

  4. #4

    Dani C.

    en respuesta a Imperial Vs72
    Ver mensaje de Imperial Vs72

    A mí me pasa lo que a ti, que creo que perderse cómo van abriéndose y evolucionando es una lástima. Por eso me gusta abrir y observar desde el principio.


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