El botellero de Verema 04/09
Los tintos catados en esta ocasión fueron seis, cuatro navarros y dos castellano-leoneses (uno de la Ribera del Arlanza y otro de Ribera del Duero). También se cató un blanco procedente de La Rioja; cuatro rosados, dos de ellos del somontano, otro de Empordá e incluso un marroquí, concretamente de Gerrouane; un espumoso, vino procedente de la Champaña y finalmente dos dulces, uno navarro y otro de Utiel-Requena.
Veamos algo más detalladamente dichos vinos. Por lo que hace referencia a los navarros, dos procedían de Ochoa, un crianza de 2006, monovarietal de tempranillo y un reserva de 2002, en este caso fruto del ensamblaje de tempranillo, cabernet y merlot. El crianza mostró una notable sensación tánica, y un perfil olfativa que incluía algún toque vegetal. Por su parte el reserva mostró cierto aire clásico, con notas de cueros, algo de goma quemada y un ligero fondo frutal. También probamos un vino de Bodegas Inurrieta, el Norte 2005, un ensamblaje de merlot y cabernet, que presenta bastante café en el perfil olfativo, con algo de pimiento verde y marcados tostados. El último navarro fue el Marco Real Colección Privada crianza 2004, fruto del ensamblaje de tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y graciano compota de frutos rojos, algún recuerdo especiado y toques balsámicos, amplio y con buena acidez.
De la D.O. Arlanza tomado el Lerma tinto crianza 2006 un tempranillo de la bodega La Colegiada, con un amplio abanico aromático que incluye maderas aromáticas, sándalo y algo de cedro mientras que en boca tiene buen ataque, resultando ligero, con cuerpo medio y acidez correcta.
El último tinto fue el excelente Ribera del Duero Montecastro y Llanahermosa 2005 de Bodegas y Viñedos Montecastro, una tinto fina con raza y muy buena planta, de ataque intenso, con bastante cuerpo, taninos dulces y sabrosos y ligeramente secante.
Por lo que hace referencia al blanco, se cató el Cueva del Monge blanco 2007 de Bodegas Vinícola Real, un ensamblaje de viura, malvasía y garnacha blanca, fermentado en barrica que brilló por su buen ataque y su paso, ligeramente untuoso y con bastante peso de fruta.
¿Y que hay de los rosados? Pues podemos comenzar nuestro relato por el “un tanto cansado” Volubilia gris 2007, de Domaine de la Zouina en Gerrouane (Marruecos), elaborado con la variedad caladoc, y que aunque todavía guardaba fruta y chispa seguramente fue tomado vencido su umbral óptimo de consumo.
De Somontano se cataron el Idrias merlot 2007, de B. Sierra de Guara, un Somontano elaborado con merlot y un toque de cabernet Sauvignon y bastante paso por barrica (12 meses en barricas de roble francés) que presenta un ligero toque de cereal tostado e incluso algo de piedra de fusil, ligeras notas de maderas finas y un toque medicamentoso. En boca es fresco y con buena acidez. También se cató el Lagrimas de Obergo 2008 de la bodega del mismo nombre, elaborado con garnacha y Shiraz, con notable complejidad olfativa, con un ataque intenso, glicérico, con buena acidez y buen recorrido.
El último de los rosados degustados fue un curioso Caminito 2008, un vino de la bodega del Empordà llamada Terra Remota, fruto del ensamblaje de 50% syrah y 50% garnacha y con un toque de madera, que le da en boca algo más de volumen asimismo resulta suavemente amargoso, largo y con carácter.
También degustamos un champagne, el Lanson Black Label, que resultó bastante decepcionante. Con un ensamblaje típico: 35% chardonnay, 50% pinot Noir y 15% pinot meunier., con una acidez algo desequilibrada y el carbónico bastante agresivo, menoscabando su potencial de dar placer.
Para cerrar comentaremos dos vinos dulces que se degustaron. Por una parte el navarro Ochoa moscatel 2008 un vino navarro elaborado con moscatel de grano menudo de vendimia tardía y que destacó por su ligereza y el atractivo de su paso por boca y finalmente el Dominio de la Vega dulce 2008, de la bodega de Utiel-Requena del mismo nombre, con un peculiar ensamblaje de sauvignon blanc, chardonnay y macabeo procedentes de una selección de uvas "escarchadas" con cierto carácter goloso potenciado por almíbares ligeros y que resulta untuoso, ligeramente amargoso y con un dulzor que se equilibra bien con la acidez.
Cerramos aquí este repaso de las muestras catadas de nuestro botellero...
