Por la ribera del Douro (II)
Quinta do Vallado.
La finca está situada en Vilarinho dos Freires, localidad dependiente de Peso da Régua y de nuevo zona con enorme tradición vitivinícola. De hecho, ya en 1716 existía esta propiedad pero fue en 181 cuando paso a manos de la familia Ferreira (ver crónica anterior) y en sus manos se ha mantenido hasta nuestros días. La llegada a la Quinta do Vallado resulta espectacular, la finca se extiende a ambos márgenes del río Corgo muy cerca de su desembocadura en el Douro. De nuevo los viñedos asciende en vertiginosas pendientes y a mitad de la montaña se alza la casa solariega y la coqueta bodega de color ocre, color que “marca” las zonas propiedad de la quinta.
Dona Antonia Ferreira, personaje legendario del Douro, impulsó el cultivo de la viña en la finca y sobrellevó, primero, problemáticas plagas de oídio y después los terribles efectos de la filoxera. Sus hijos siguieron con el negocio familiar y transformaron la empresa familiar en la Compañía Agrícola e Comercial dos Vinos do Porto. Su bisnieto, Jorge Viterbo Ferreira acabo siendo propietario en exclusiva de la quinta y el hijo de éste, Jorge Maria, le sucedió en las tareas de dirección de la Quinta. Finalmente cuando éste falleció en 1992 la gestión recayó en manos de su cuñado Guilherme Álvares Ribeiro con la ayuda de su esposa Maria Antonia Ferreira.
En 1993 se decidió ampliar las actividades de la empresa que pasó a producir, embotellar y comercializar sus propios vinos tanto bajo la Denominación de Origen Porto como bajo la Douro. En estas tareas son personas clave Francisco Olazabal (Quinta do Vale Meão) responsable de la enología y Francisco Ferreira, responsable de la viticultura de la finca, estando la dirección de la empresa en manos de Guilherme Álvares.
Como fruto de la reestructuración emprendida se modernizó la bodega y también el viñedo, de modo que disponen hoy de 64 hectáreas de viñedo, 26 de ellas de viña vieja.
¿Que decir de los vinos que probamos? en primer lugar que comparten con sus “primos” de la Quinta do Vale Meão su enorme frutosidad, su cuerpo, estructura y su notable persistencia y, además, que son vinos con una enorme e indiscutible tipicidad, lejos del carácter que suelen tener los tintos de la ribera del Duero y casi me atrevería a decir que próximos en carácter, densidad y potencia a los vinos del Priorat.
Durante la comida, en la misma Quinta, seguimos disfrutando de los vinos y conversando sobre la situación vitivinícola de la zona hasta bien entrada la tarde. Los vinos catados (se pueden encontrar las fichas en la sección Vinos Catados) fueron:
Quinta do Vallado Reserva 1999.
Quinta do Vallado Reserva 2000.
Quinta do Vallado Branco 2001.
Quinta do Vale Dona Maria.
Comenzaba ya a caer la tarde cuando llegamos a la Quinta do Vale Dona Maria, de nuevo bordeando el Douro y otra vez más los paisajes de inclinadas vertientes llenos de viñedos resultaban impresionantes.
Cristiano van Zeller nos recibió en pleno ajetreo de la vendimia. Las cajas de plástico llenas de racimos esperaban su turno para pasar por la despalilladora y Sandra Tavares, enóloga que participa en este proyecto, estaba personalmente al pie de la despalilladora verificando todo el proceso.
Guiados de Cristiano y con la compañía de Francisco de Olazábal visitamos las instalaciones, pequeñas pero muy modernas, que incorporan los últimos avances tecnológicos pero aprovechan también las técnicas tradicionales de vinificación. Pudimos probar los mostos de la cosecha del 2002 que prometían una gran frutosidad y también catar los excelentes vinos de la bodega.
De los vinos de la Quinta podemos destacar su elegancia, su estructura, su profundidad de color y su carácter frutal. Resultaron más sobrios que los anteriores probados con un sacrificio de la potencia a favor de una gran clase. Taninos muy sedosos y un paso por boca muy seductor. Son vinos que no se filtran y que son envejecidos en barricas de roble francés un tiempo que va entre los 9 y los 18 meses.
¿Qué podemos comentar de este proyecto? Cristiano dejó su trabajo en la Quinta do Noval en 1993 convencido del potencial de los vinos tintos de la zona. Era una época en la que las empresas clásicas de producción de oporto dominaban el mercado y absorbían la mayor parte de la producción de uva y donde la mayor parte de la producción de calidad se centraba en los vinos de Oporto.
Inicialmente comenzó a desarrollar sus planes en la Quinta do Crasto, en colaboración con los dueños de la Quinta, la familia Roquete. Pero posteriormente adquirió (1995) la Quinta do Vale da Mina y seguidamente (1996) la Quinta do Vale D. Maria. Esta última es una finca muy antigua que cubre una extensión de 19 ha. de las cuales 10 están plantadas de viñedo. Éstos viñedos tienen más de 50 años y cubren las laderas de la finca hasta las riberas del río Torto y pertenecían a la familia de la esposa de Cristiano.
En este proyecto se rehicieron los diferentes edificios que hay en la finca y se aprovechó la amplia gama de viña vieja existente. Dicha viña incluye entre otras muchas las habituales tinta roriz, tinta amarela, rufete, touriga nacional, touriga francesa, tinta barroca, sousão …. También se estableció un plan de 10 años para lograr las condiciones de producción adecuadas.
El primer año Cristiano tomó el control de la Quinta ya muy tarde -el primero de septiembre- y por ello fue fundamental el apoyo de Jorge Roquete y de Dirk Niepoort. Pese a todo los vinos de esa primera añada ya mostraron todo el potencial de la finca. No obstante fueron las añadas 1997 y posteriores las que revelaron las esencias que se ocultan en sus viñedos.
Los vinos catados (se pueden encontrar las fichas en la sección Vinos Catados) fueron:
Quinta do Vale D. Maria 2000 Vintage Port.
Y eso fue todo, así que después de tan generoso y hospitalario recibimiento nos despedimos de nuestros nuevos amigos portugueses y prometimos volver pronto. Gracias por todo... ¡Obrigado!
