Hace un tiempo nos enteramos de que abría un restaurante nuevo en Toro, por una cosa o por otra hasta este Viernes no pudimos ir a estrenarlo.

Se trata de un restaurante situado en la calle Rejadorada, es el local que comparte edificio con el hotel Rejadorada. Anteriormente era un Italiano que no recuerdo el nombre, ahora se anuncia como restaurante-repostería.

El local consta de tres comedores, dos pequeños en la planta baja y uno más amplio en la segunda planta. También tiene una zona de barra con mesas para el tapeo y un patio amplio en el que colocarán una terraza con el buen tiempo. Paredes de piedra y vigas de madera en el techo le dan un toque rústico.

Pasamos a uno de los comedores de la planta baja, por su tamaño se hace muy acogedor, también al estar separado se gana en intimidad, el ambiente es muy agradable. Buena mantelería y copas decentes.

La carta consta de cuatro entrantes fríos, cuatro entrantes calientes, tres pescados, cuatro carnes, cuatro postres y una buena selección de vinos de la zona.

Pedimos dos entrantes para compartir, eramos dos parejas, y un segundo para cada uno.

Mientras esperamos el primero el camarero nos trae unas tapas para hacer más grata la espera. Se trata de una tostada con crep de boletus y gamba, la masa de la crep muy ligera y un sabor muy marcado a boletus en la mezcla interior, muy rica.

Luego viene el primer plato, una ensalada de ventresca de buen tamaño y muy buena presentación. Bien aliñada y con una agradable textura en boca.

Seguimos con un plato de croquetas de pollo y jamón, recomendado por el camarero, finísima capa de rebozado y textura muy suave, casi tan buenas como las de mi abuela :-)

Como segundo yo pedí un arroz negro con brocheta de langostinos y ali-oli. Sencillamente el mejor arroz negro que he comido, perfecto. La brocheta de langostinos a la plancha estaban tiernos y sabrosos, una salsa de ali-oli suave que acompañaba perfectamente. Su plato de pescado más sencillo pero con un sabor excelente.
En la mesa también se pidió merluza rellena de marisco y rulo de lubina con escalivada, ambos con una buena presentación y sabrosos.

De postre Creme Brulee caramelizada con melocotones flambeados. La mezcla de la crema con los melocotones ( ligeramente crujientes por fuera y ligero sabor a ron) tremenda y las fresas y la menta fresca le da ligereza al postre. Yo no soy muy goloso así que lo disfruté como un enano.
Mi pareja pidió un Coulant de chocolate con salsa inglesa y leche merengada. Espectacular la presentación, la textura y el sabor.

No sé si nos gustó más la comida o el postre.

En el apartado de bebidas, tomamos una botella de Jose Pariente, lo más flojo de la cena, y un muy apañado vino dulce de Vega Saúco con los postres, cortesía de la casa.

Trato agradable, muy buen servicio, siempre atentos pero sin agobios.

A destacar la presentación de los platos y el alto nivel de los mismos.

Los cuatro cenamos por 120 euros, creo que más por menos es imposible. Entre semana tienen un menú por 15 euros, me hablaron maravillas de ese menú, iré a probar..

Para los que visitamos habitualmente Toro este restaurante es un regalo, por desgracia no hay mucho donde elegir en el pueblo.