Local de respetable tamaño con una distancia considerable hasta el comedor donde nos ubicaron. Decoración moderna y minimalista, nada folclórica. Mesas de buen tamaño y distancia algo justa. Manteles individuales tipo Ikea y servilletas de tela. Vajilla correcta y cristalería C&S mejorable. Servicio muy atento y servicial. Carta más bien confusa y con términos desconocidos (que he marcado en cursiva) para los neofitos como yo, aunque las prolijas explicaciones del maitre nos ayudaron bastante, salvo en lo referente a la cantidad de comida, que fue excesiva y podría haberlo sido más si le hubiésemos hecho caso y hubiésemos pedido un plato principal por comensal como nos sugirió. En la página de internet encontramos un menú degustación que no vimos por ningún lado ni nos ofrecieron. Carta de vinos no muy extensa pero con muchas referencias poco comerciales (de hecho, salvo los vinos catalanes y uno alemán, apenas conocía el resto), alguna referencia por copas y con precios por debajo de x2. El champagne no especificaba la marca. Servicio consistente en descorche, prueba y primer llenado. Cubitera con hielo picado (el segundo local donde me la ponen sin pedirla expresamente).

Cena familiar. Tomamos varios platos para compartir entre 3:
- En primer lugar nos trajeron un bollito por cabeza de pan de la casa acompañados de un pequeño bol de una salsa deliciosa. En un blog lo denominan Pan de patata con salsa uchucuta (tomate, rocoto, ajo y AOVE). Delicioso y gratis.
- Alitas chiferas (9,-€) - Muy bien la salsa que las cubría. Más bien reseca la carne.
- Piqueo criollo (22,-€) - Compuesto de anticucho de ternera, papa rellena, causa, croquetas de ají de gallina y boliyucas. Muy bueno en general. No sé el nombre del trozo de panceta que probé, pero estaba delicioso. Me sobraban los granos de choclo (maíz), omnipresentes en casi todos los platos, incluida la hamburguesa.
- Plancha marina (22,-€) - Con chipirones, pulpo, langostino en salsa anticucho, papas mortero y granos de choclo. Muy buena, aunque la acumulación de platos hizo que me la comiese fría.
- Trío de cebiches (27,-€) - Que fueron cuatro por algún motivo que desconozco. Tres de ellos servidos en algo parecido a una copa cóctel. Sólo recuerdo 2: el picante, que me encantó, y el caliente, que venía en una cazuelita de barro y me supo al jugo de los berberechos de lata mezclado con quicos (¡puagh!). Fue el único del que no me acabé la leche de tigre. Aunque el maitre nos indicó que nos los habían servido en un orden incorrecto, tampoco es que triunfasen tomándolos en el correcto. Lo que menos nos gustó por unanimidad.
- Trío de causas (9,-€) - Mini-timbales de patata con un topping de diferentes pescados y aliños. Bastante buenos.

Mi hijo picoteó un poco de lo nuestro y se pidió una Gaston burguer (11,-€) que hubiese agradecido un panecillo más grande y que hubiesen pelado y salado las patatas fritas que la acompañaban. También fue el único que llegó al postre: tres leches de chocolate (8,-€), una mousse de chocolate correcta servida en copa cóctel.

Para beber, un par de aguas de litro (3,-€/ud.) y una botella de Viñátigo Gual 2012 (22,-€).

En general, bastante bien. No nos gustó que en algún momento nos abarrotasen la mesa con comida cual restaurante chino de barrio. Nos gustó mucho la terraza interior y el trato del maitre, salvo en lo referente a las cantidades que nos recomendó (nos sobró un plato) y el trato un tanto servil con que nos atendió (lo de "excelente elección" hacía tiempo que no lo escuchaba). Quizá tuviese algo que ver el que el restaurante estuviese prácticamente vacío, tal vez debido a que era primero de mayo, pero la atención fue exquisita y rauda. Con todo, no sé si volveremos. El que casi todos los platos tuviesen un punto picante y granos de choclo no acabó de convencer a la familia, aunque personalmente disfrute bastante.

El precio correponde a lo que tomé yo.

Restaurante peruano informal, bien servido y atendido por personal peruano. Salvo el ceviche, poco conocía y conozco de la gastronomñia peruana, Este es, seguro, un buen lugar para sumergirse en ella.

Iniciamos con un pisco sour (pisco y jugo de limón), suave y fresco

Para comer, optamos por compartir casi todo, que fue:

El trio de cebiches (de jurel, de corvina y de atún), sabrosos y frescos los tres

Un piqueo criollo (Anticucho de ternera, papa rellena, causa, croquetas de ají de gallina y boliyucas), muy sabroso e incluso excesivo.

Y cerramos con tres platos más, que fuimos incapaces de acabar:

Pato norteño que sirven con arroz y salsa de ceviche caliente

Los tallarines saltados (con pollo, langostinos, cebolla, tomate y aji)

y Chaufa Tapao (pollo y verduras cubierto de tortilla de langostinos y salsa de ajo picante), muy sabroso

De beber tomamos un Idoia blanco DO Cataluña

Aquí con fotos:
http://felixthefox.blogspot.com.es/2012/11/tanta.html