O tradicional, o agradable, o típico, cualquier adjetivo al uso me vale.

Bien es cierto, que en plena feria internaiconal está también muy lleno de turistas y visitantes, pero la proporción de parroquia local es bastante alta. Además de que es un concepto que me gusta, no a lo mejor para algo habitual, pero esto de que te hagan hueco en mesas ocupadas por desconocidos, puede llegar a tener su gracia si la compañía es agradable, como en nuestro caso, con una pareja encantadora de septuagenarios.

EL local se encuentra ubicado en la zona típica de restauración de la ciudad, en los alrededores de Schweizer Platz (linea U), sitio plagado de restaurantes, sidrerías y cafeterías, más y menos típicas, qeu en el caso de fallarte la primera opción, siempre puedes recurrir a alternativas próximas, sin ir más lejos, está a poco menos de 10 metros de otro visitado hace unos años, la sidrería Wagner. Sitio bastante bonito, funcional y aprovechado, pero cómodo para lo que se intuía, e hiperconcurrido a determinadas fechas y horas, con una terraza con posibilidad de cubrir si el tiempo lo recomienda, y que fue donde nos pusieron.

La oferta culinaria es tradicional, codillos, chuletas, costillas, frankfurts -como no-, tostadas, platos combinados típicos, etc. a precios bastante asequibles, todo ello acompañado de abundante sidra, cerveza o incluso algún vino por copas. Nosotros nos decantamos por la selección de productos típicos de Frankfurt para dos -que se reducía a media docena de salchichas diferentes y un par de tipos de morcilla, además de una hermosa chuleta de cerdo al horno/cocida, sobre una montaña de sauerkraut, sin ser el novamás, y habiendo probado la vez anterior otras especialidades, la elección era casi obligada. Pero claro, es lo que es, frankfurts everywhere, y no me iba a ir de la ciudad sin probarlos, como la vez anterior. Para beber una megajarra -de unos 3 litros, estimo- de buena -o eso me pareció, aunque tampoco estoy muy puesto- sidra, así que básicamente nuestro menú consistió en lo de la foto subida -aunque sin codillo-, rematado con un par de calvados para facilitar la digestión. Total 52€ de dos personas.

Primo hermano del Adolf Wagner, ambos recomendables si se quiere uno mezclar con el populacho local, si vuelvo, no dejaré de repetir en alguno, pero hay que ir sabiendo a lo que se va.