Situado en el centro de Avignon y ubicado en un edificio histórico del siglo XVI. Dispone de un comedor de invierno en el zaguán de la escalera y de un patio donde sitúan el comedor de verano bajo unos frondosos árboles. Contrasta agradablemente la decoración y mobiliario de estilo moderno con el entorno clásico del edificio. Las mesas de adecuada dimensión, están vestidas con mantel textil, pero el sobremantel y la servilleta son de papel, están suficientemente separadas unas de otras, lo cual otorga cierta intimidad. Vajilla y cuberterías correctas.

Ofrecen cocina francesa, yo diría de mercado o temporada. Al mediodía una fórmula de entrante y plato o plato y postre por 16 euros y por la noche la propuesta es de 30 euros por un menú completo de entrante, principal y postre, o de 25 euros combinando dos de los tres, siempre con la posibilidad de elegir entre media docena de propuestas tanto de entrantes, como de principales y una decena de postres. Evidentemente también está la posibilidad de ordenar a la carta. El servicio es joven, atento, simpático y bastante profesional, con ganas de agradar, además hablan un perfecto inglés. El único “pero” el excesivo tiempo de espera entre el entrante y el plato principal.

La carta de vinos de aproximadamente 30 referencias está organizada por tipos e indicaciones geográficas (AOC). La cristalería bien de forma, pero gruesa, desde luego, ¡qué difícil es que te sirvan el vino en una copa decente en Francia!. El servicio presenta el vino solicitado, prueba y luego funciona en régimen de autoservicio

Nuestra experiencia fue para cenar:
Entrantes:
• Terrina de foie gras micuit con mermelada de tomates verdes. Buena materia prima (3 euros de suplemento sobre el precio del menú).
• Berenjena con salsa de tomate y parmesano, acompañada de ensalada de brotes verdes muy bien aliñada.

Principales:
• Magret de pato con tiras de piel de naranja confitada, polenta y patatas con mantequilla.
• Filet mignon de cerdo con salsa de vino tinto, también acompañado de patatas con mantequilla.

Postre: los dos elegimos “tres chocolates”, que resultó estar muy bueno.

Destacar la buena presentación de todos los platos y la correcta elaboración de los mismos.

Para beber elegimos el Château Peyros Vieilles Vignes 2008 de Madiran (30 €), que sin estar mal, tampoco nos emocionó.

Recomendable por el agradable entorno y la correcta ejecución de la cocina con un servicio muy atento.