Si uno quiere probar un restaurante típico en El Albir, con sabor local, que no es fácil, éste es uno de los pocos, y seguramente el mejor.

Fuimos a probar lo más auténtico de la bahía, todo muy fresco y de gran calidad: pescaditos fritos, gamba rallada, sepia, negra rebozada... A destacar sobremanera la negra rebozada, un pescado blanco de la bahía, finísimo y muy delicado, muy carnoso, servido trinchado, con un rebozado crujiente exquisito, de la mayor dignidad. La gamba rallada no necesita comentarios. Postres suculentos y variados, muchos de ellos caseros.

La carta de los vinos es decente, con referencias suficientes para acompañar todos los platos, los pescados, las tapas, los arroces (que dicen son su especialidad) y también las carnes. Tomamos un albariño de gama alta, servido con austeridad (demasiada), que encareció el precio final (el precio que pongo es de la comida sin el vino). Tras el café rematamos con un Calvados 8 años.

El restaurante tiene de todo lo necesario para pasar una buena velada. Sin embargo, el servicio es mejorable: demasiadas mesas, mucho ajetreo, lo típico de una terraza de playa, que se quiere parecer a un chiringuito, aunque con mucha más clase. El servicio del vino también es muy mejorable, copas muy justas, escasos conocimientos sobre la materia...

Quizá sea más placentera la visita en invierno. No obstante, el recuerdo es grato.