... te encuentras con La Encantaria.

Lo mínimo que se me viene a la cabeza pensar en la Encantaria, es peculiar, muuuuy peculiar. Y no lo digo porque sea el sitio al que íbamos a tomarnos los cubatas a menor precio cuando de críos salíamos por Pachá Zaragoza, y porque haya cambiado más bien poco, ni lo digo, porque estén redecorando la pared con corchos de botella, ni por las pintas de pirata -del Caribe o no- del cocinero, ni por cenar con un concierto de los Stray Cats puesto en la tele de la entrada, ni por la extraña -y por qué no, simpática- carta, en la que avisan que según que carnes se hacen poco hechas y punto, bajo ningún concepto se hacen muy hechas -con algún que otro guiño más de andar por casa-... o bueno sí, un poco por todo ello. Como digo, el sitio es un poco excéntrico, bar parcialmente rehabilitado para dar de comer, con especial incidencia en la caza, y cierto hermanamiento (desconozco por qué, ¿viejos rockers del Kezka metidos a cocineros?) con la Taberna María Morena, al fondo de la barra (donde cocina a la vista) existe un comedor, pero al llamar con poco margen, y debido a la alta afluencia, nos hicieron un hueco en la entrada del bar -prometo la próxima vez dejarme llevar un poco más por la curiosidad-. Su emplazamiento es correcto, no es muy, muy céntrico, pero está cerca de éste.

La carta de vinos no es que sea para tirar cohetes, ni que sea barata, optamos por un Avutarda 2008, que creo recordar que rondó los 10 €, servido de forma justita. De todas formas, tampoco es para salir llorando, pero no estaría mal un poco más de atención.

Lo que comimos, siguiendo las peculiares indicaciones de la carta, optamos por unas supuestamente famosísimas patatas encantarias, qeu no eran otra cosa, que patatas fritas con queso de cabra y cheddar fundido, además de un toque de balsámico de modena, que si bien la descripción no es muy alentadora, el resultado es mejor de lo esperado, e incluso tienen su punto. Seguimos compartiendo una ensalada de perdiz para hombres, y cuando digo para hombres lo hago porque todo el verde que llevaba la ensalada era el del romero de escabechar el ave, servida con frutos rojos en mermelada, y manzana pochada creo recordar, todo ello emplatado en timbal. Y como plato fuerte Chateaubriand de solomillo de reno, rico, primera vez en probar la carne de reno, que tampoco es que diga mucho más que otras carnes, pero siempre está bien probar cosas diferentes, aunque siempre te preguntes si es ése el único motivo de que estén en las cartas.

Cocina bastante correcta, con sus particularidades y curiosidades, y que creo puede merecer la pena para cenas muy, pero que muy informales. Quizás sea más de un 6, pero redondeo a 7 por no castigar medias, que la gente parece que le hace demasiado caso a los puntos, y poco a las descripciones.

Total, creo recordar que rondamos los 50-55 € de dos personas, sin postres, pero con cafés, pero es que hace ya unas semanas de la visita, y no hice bien los deberes. :oops: