Nueva visita al Manor House Hotel y a The Mulberry.
Restaurante que permanece invariable, en lo que, a decoración de local se refiere, esto es: Ambiente alegre y, a la vez, relajado, con paredes en tonos verdes que contrastan con la tapicería de color visón.
Mesas aparentes, vestidas con una impecable mantelería de hilo, salvamanteles, cristalería fina, cubertería de alto nivel y centro de mesa con flores frescas, amén, de unas velas, que, contribuyen a crear, un cálido ambiente.
Separación entre mesas holgadísima, lo que te permite una confidencialidad, en tu conversación, casi absoluta.
El personal sigue en su línea de discreción, a la vez que, amable, respetuoso y nada intrusivo. Grandes deseos de agradar y hacerse entender.
En esta ocasión, observé, que, la mayor parte de los componentes del servicio, procedían de paises del este, pero, nota común a todos ellos, era su gran profesionalidad y simpatía.
Bodega, que sigue siendo corta, pero, bien escogida y mejorada, a precios "británicos". Han introducido algunos vinos de procedencia chilena y argentina.
Si te alojas en el hotel, muy agradable, por cierto, y reservas con anticipación te aplican un descuento en la factura.
El menú en esta ocasión fue el siguiente:
PRIMERO.- CANGREJO DE BRIXHAM totalmente limpio, con MOUSSE (más bien, crema) DE AGUACATE, CRACKER DE SESAMO TOSTADO Y SALSA DE TOMATE ESPECIADO(pickled mouli). Plato frío pero pleno de potencia y profundidad. El sabor del cangrejo, de una calidad y frescura extraordinarias, quedaba resaltado por la salsa de tomate especiado(sería como un ketchup pero de calidad excelente)y, a la vez, fresco. El aguacate, con su textura cremosa, servía de catalizador de lo anterior. El orden de preparación sería mezclar la salsa de tomate con el cangrejo, añadirle el aguacate y colocarlo sobre las crackers. El resultado totalmente satisfactorio.
SEGUNDO.-SOLOMILLO DE VENADO, CON TATIN DE REMOLACHA, DAUPHINOISE DE ALCACHOFA Y PERA POCHADA: El venado, servido en el punto de cocción elegido (rare), y, con una temperatura de presentación óptima, era una calidad fantástica. Tierno, sabroso, jugoso, potente; necesita ser "domado" por una guarnición que "no se asuste" ante semejante fortaleza, y aquí entra en juego, el tatin de remolacha; más que una tatin, era un pequeño hojaldre (una fajita) con remolacha. Increíble por texturas y dulzura de sabor. Perfectamente estudiada para amortiguar la fuerza del venado. Un gran descubrimiento como complemento de la caza, que lo hace diferente de otras guarniciones.
Alcachofa en "dauphinoise", que viene a ser, una versión del gratin dauphinois, en el que se susutituye la patata, por la alcachofa. Mantiene su ser. La pera pochada no hace más que, contribuir con su dulzura a equilibrar la fuerza de la caza. Buen complemento. Un plato para disfrutar (muchísimo) si te gusta la caza.
POSTRE: CREMA DE RUIBARBO, CON BIZCOCHO DE AZAHAR Y LECHE DE VIOLETA: Este plato me dejó indiferente. Quizás, el listón estaba alto, y, esperaba más de él. La crema de ruibarbo, bien, sin más. El bizcocho de azahar, suficientemente jugoso. No probé la leche de violeta.
Debí haber elegido QUESOS. Todos los expuestos en su carro, de una variedad, frescura y calidad excelentes, como me explicó uno de los comensales. A destacar, un cabra y un oveja ingleses, ambos, de una textura y sabor sobresalientes; los franceses, no desentonaban. En fin, la próxima vez será.
Restaurante que sigue siendo totalmente recomendable.
El precio es sin vino, ni bebidas, si has reservado previamente y te alojas en el hotel. Si así, no fuere, hay, que, añadir 12 euros a la cuenta.
Situado en el Manor House Hotel, este restaurant limita su oferta a un menú que suele publicar en la página-web del hotel, cuya composición queda sujeta a la disponibilidad de los productos en el mercado, y suelen cambiar con cierta regularidad. Es más, en ocasiones, así me ocurrió a mí, lo publicado no coincide con lo ofertado; pero esto sólo es aplicable a algún plato.
El contenido de la carta es muy parecido al que ofrecen restaurants e inns de la zona.
Lo que hacen lo hacen aceptablemente bien. Mención aparte merece el tratamiento de la caza; en particular, el faisán. Lo cocinan bien, francamente bien, y es, que, el faisán es el ave de caza más común de la zona.
Bodega corta pero bien escogida a precios "británicos".
El restaurant está decorado, de forma alegre, con paredes en tonos verdes que contrastan con la tapicería de las confortables sillas de color visón.
El personal discreto, amable, respetuoso y nada intrusivo.
Buena separación de mesas, lo máximo que alcanzas a escuchar es un ligero susurro procedente de las mesas de alrededor.
Tras la cena puedes tomar una copa en el Bar contíguo decorado en tonos relajantes.
Vale la pena alojarte en el hotel del que forma parte, entre otros motivos, porque te aplican un descuento a la factura si has reservado previamente y eres huesped.
Muy agradable si uno se aloja en el hotel.
El precio es sin vino.