Sencillo restaurante en la zona comercial de la ciudad. Decoración sencilla. Comedor amplio al fondo del local, abarrotado de mesas. Mantelería y menaje muy sencillos, así como la cristalería. Servicio algo despistado. Casi todo el personal habla español, ya que casi la totalidad de la clientela es española. Carta con elaboraciones sencillas, tanto de la cocina portuguesa, como de la española, con bastantes opciones con bacalao. Carta de vinos corta con absoluta preeminencia de los vinos portugueses. No puedo opinar sobre los precios porque no me sonaba ni un solo vino.

El susto viene cuando te fijas en las cantidades... Almuerzo para 8 consistente en:
- Ensalada para 3, de la que comieron 5. Sencilla. Lechuga, tomate, cebolla, atún y huevo duro.
- Espárragos para mí solo. Afortunadamente, ración normal. Buenos espárragos de buen tamaño. Algo insípidos. No probé la mayonesa.
- Lomo para 2, del que comieron 4. Ración con 4 buenos trozos de lomo de cerdo, acompañados de bastantes patatas fritas caseras y ensalada (lechuga, tomate y cebolla).
- Pulpo a la parrilla para mí solo, acompañado de una especie de chucrut y patatas enteras al horno. Ración como para 2. Afortunadamente, me echaron un cable el resto de comensales. Tierno y sabroso.
- Revuelto de bacalao con huevo, ajo y perejil para 1, del que comieron 3. También acompañado de ensalada. Daba miedo ver el plato...

Hubo quien pidió postre, aunque yo opté por irme a la terraza a fumar un cigarro.

Varias aguas, cervezas, refrescos y cafés. En total, algo más de 96 euros... No me lo podía creer. Más que calidad/precio, lo que impresiona es la cantidad/precio. En la terraza había un par de señoras que alucinaron cuando les trajeron los segundos platos... No es para menos.

Me recordó a las masias "típicas" que proliferan por Catalunya, aunque a menos de la mitad de precio y, para mi pesar, con mejor calidad e incluso servicio.

Por lo que me contaron, parece que este tipo de lugares es el preferido de los turistas españoles (sigh!).