Es uno de los dos restaurantes del hotel Aquadouro. Ocupa una terraza lateral del edificio principal con unas vistas maravillosas sobre el valle del Duero. Sillas cómodas con mesas separadas y una cristalería, vajilla , mantelería y cubertería notable.
De aperitivo de la casa tomamos una espuma de queso frío muy buena. Se fundía en la boca y dejaba un gusto al final ligeramente ácido.
Como primer plato Carpaccio de ternera con rucula y parmesano.Correcto.
De segundo plato bacalao en taco grande sobre un crema de patata con verduras. Excelente plato. Pescado firme , pero que se deslaminaba con el tenedor con suma facilidad. Taco muy ancho y alto y su cocción era perfecta así como su punto de sal.
Pre postre quesos portugueses artesanos. Excelentes. Tres quesos diferentes con texturas y sabores de mas a menos cremosos y de menos a mas sabrosos.
Postre una mousse de coco con sabor profundo y textura muy golosa
Dos tipos diferentes de panes , uno mas rustico y el otro parecido a la chapata.
Excelente café
Servicio del vino medio-alto. La carta de vinos no la vi porque el menú era maridado , pero el camarero , al cual conocía de anteriores visitas , es un profundo conocedor y enamorado del vino.
Servicio en sala muy bueno. Diligente , rápido , atento y muy amable.
Sólo el hecho de poder cenar viendo como cae el sol sobre el paisaje tan bonito como el que forman los viñedos , los arboles y la luz del sol reflejándose en el río Duero ya justificaría una cena aqui. Si se añade una cocina correcta , en algunos puntos francamente buena con un servicio como el que te dan, el resultado es el que es : Magnifico

No puedo hablar del precio ni por tanto de la RCP porque la cena estaba comprendida en un paquete que incluía alojamiento y media pensión