Localizado en el hotel del mismo nombre , el comedor ocupa las antiguas caballerizas del castillo. Decoración acorde al tipo de establecimiento, con mesas bastante separadas y cristalería, vajilla , mantelería y cubertería de buen nivel. En general es un sitio cómodo.
Tomamos como aperitivo de la casa un micuit de foie con sabor adecuado y textura correcta.Tuvieron la amabilidad de cambiarnos el aperitivo de la casa ya que no nos gustaba el que nos ofrecieron en primer lugar.
Como primer entrante compartimos un plato de jamón de Salamanca y queso de la región . Fue lo mas flojo de la cena , en especial el jamón.
De segundo entrante un risotto de hongos y trufas que estaba sencillamente espectacular. Perfecto en cocción con un sabor intensa y una textura melosa. Nos recordó a uno que tomamos en Savini en Milán , el cual hasta la fecha era el mejor que habíamos probado.
De segundo plato pasta fresca con langostinos y vieiras. Lo probamos por recomendación, al igual que el risotto, del camarero y la verdad es que estaba muy bueno. Perfecta cocción de la pasta ( a lo mejor soy un poco maniático en esto) con buen sabor.
De postre texturas de chocolate . Para los que nos gusta el chocolate perfecto. Sabor autentico del producto. En muchos sitios te dan cocolate poco contundente. Era un plato con chocolate en tres texturas , lamina dura, mousse y helado.
Carta de vinos bastante tradicional con algunos precios que destacaban por lo bajo. Tomamos un Baron de Chirel del 2001 a 30 euros . esto hace que suba un escalón la puntuación. Servicio del vino correcto . Se limitan a abrir la botella, dar a probar y decantar si lo solicitas. En cualquier caso personalmente prefiero que me dejen la botella y yo me sirva si no tiene capacidad para poder llenarte la copa.
Servicio en sala muy atento , muy amable y voluntarioso .
No pensabamos que en este restaurante lo más flojo fueran los productos de la zona , ganando por goleada la comida italiana. Toda una sorpresa agradable