La mudanza le ha restado encanto; pero, no hay tantos restaurantes que cuenten con una sala de cine en la que se proyectan películas Thailandesas a la que puedes acceder gratuitamente cuando terminas la comida, o antes. Así que quizás con eso compense la pédida. Por otra parte, el sonido del Gong cada hora resulta también emotivo.

El servicio es, como siempre ha sido, excelente. Amable y cordial.

En cuanto a la carta de vinos, ésta se presenta en orden por precio, pero tiene alguna referencia interesante... nosotros pedimos un Bohorquez que estaba sobre 25€ y dio bien la talla, teniendo en cuenta que la comida Thai no es precisamente fácil de maridar.

En cuanto a la comida el menú degustación es una buena opción para descubrir la comida Thai, pero se queda pequeño (en emoción) cuando experimentas con la carta (que es imrpesionantemente emotiva)... La ensalada de Pomelo con langostino es definitivamente la mejor ensalada que he probado jamás. Sus currys rojos son deliciosos: el de lubina deja sin aliento; y el impresionantísimo curry verde de buey en coco (no recuerdo el nombre ahora mismo) es para volverse loco. De postre me gusta el arroz dulce con mango, muy equilibrado para finalizar.

Interesante restaurante asiatico, no he visitado el de Barcelona pero este creo que es mas interesante la ambientacion que la comida... Quizas un poco caro para lo que aporta

Es mi primera visita al Thai Garden desde que se han mudado al Paseo de la Habana nº 3, y con el cambio de local he detectado varios cambios.
Para empezar el nuevo local no tiene el encanto que tenía el antiguo, aunque se ha hecho un gran esfuerzo con la decoración el otro estaba espectacular y este parece mas un gran restaurante decorado, después el hecho de que el restaurante este tan grande hace que hay muchos grupos, mucho ruido que da una sensación de estar en una cafetería.
Puntos positivos el servicio sigue muy atento y amable.
A nivel de comida, pedios el menu degustación que conociamos de memoria en el antiguo, no ha habido ningun cambio de platos pero si de cantidad y de calidad.
Algunos platos como las brochetas de pollo satay eran magnificas, y el resto de entrantes estaban buenos, pero de los platos principales solo nos pareció autentico el pad thai, porque el resto (langostinos al curry verde, ternera salsa, pollo) no tenían mucho sabor, no tenían nada de picante y parecía que en las salsas habían añadido agua para diluirlas...
Es una pena que en la mudanza hayan ocurido estos cambios y espero realmente que se va a coregir porque era para mi el mejor Thai de España!

Local de excelente acondicionamiento y ambientación, situado en el patio de un edificio del elegante Barrio de Salamanca. Resulta quizá demasiado grande y por lo tanto, algo ruidoso.
Cocina basada en recetas tailandesas, en la cual se utiliza mucho el pollo, cerdo, verduras y ciertos pescados y mariscos, cocinados con muchas especias y utilizando bastante los picantes. El menú degustación (32 euros) resulta amplio, bien diseñado y de una buena calidad, ideal para conocer un poco esa lejana cocina.
Carta de vinos escueta y comercial, con algún (pocos, eso sí) buen cava o champagne de complemento que maridan perfectamente con esta cocina. Precios correctos, no muy inflados. Copas y cristalería más bien flojas, aunque si se piden te traen unas copas algo más adecuadas. Servicio nativo, atento y amable. No destacan especialmente, pero tampoco decepcionan. Y siempre con una sonrisa en los labios, algo de agradecer.
Un restaurante diferente, ideal por su ambientación para cenas en pareja, muy de moda en Madrid (imprescindible reserva). Probablemente no vuelva, pero no porque no me haya gustado, sino porque mi estómago no se acostumbra a esta comida tan especiada. Recomendable en cualquier caso, para probar algo distinto.

Pese a la fama que tiene, no me pareció a la altura. La comida es muy escasa en la mayoríade los platos (más de lo habitual en las gastronomías asiáticas) y el precio muy elevado. Prescindible.

Magnifica ambientación.La decoración nos transporta, como su nombre indica, a un autentico jardin. La cocina es magnifica y el menú degustación, muy interesante, ofrece un completo repaso por las caracteristicas de la cocina Tailandesa. El servicio, en su mayoría autoctono de dicho país, es bastante profesional. La carta de vinos, toda de referencias nacionales, peca de ser demasiado corta y demasiado previsible. La cristaleria es de chiringo de playa.