En plena Zona de San Miguel en la capital maña, zona céntrica con abundante oferta en restauración. Del local poco que hablar, muy escondido, en un callejón, poca fachada, si no sabes que está, dudo que se llegue a pasar por la puerta, el interior más delo mismo, edificio vetusto, al igual que las instalaciones, bastante descuidadas. Bar a la entada de reducidas condiciones. El personal dificil de juzgar ya que estuvimos en plenos Pilares, y bastante hicieron con hacernos un hueco, sin reserva y a última hora, a los 9 (niños aparte) que íbamos. Identificada como loa mejor bocatería de Zaragoza según no sé que asociación o agrupación, hagamos que me lo creo. De los vinos, carta buena para ser una bocatería, justita para "algo más". Carísima en todos los casos (Garnacha de Fuego a 13 €, Viñas del Vero blanco a 11 €, Protos Roble a 15 €), todos servidos de esas maneras.

Primeroa a compartir a base de Virutas de Foie con mermeladas varias (15 € la ración), normal, un poco cara la ración, huevos rotos con jamón (a 12 €), muy caro para al ración, para el jamón, y para tratarse de unos huevos rotos, unas croquetas de jamón (a 1,5€ la ud), bien, y unos calamares a 6€, más razonabler. Después a bocadillo por persona, entre 4 y 5 € la mayoría, estaban bien en general, aunque no para ser considerada la mejor bocatería.

Total 200 € de 9 personas, cafés, las 3 botellas de vino y aguas varias, y una consuminción mientras esperábamos.

Resumiendo, bien como bocatería, más flojos en cuanto intentan algo más, o por lo menos caros para lo que ofrecen y lo que son.